Desde Teocelo, María Florina ofrece alimentos en uno de los mercados de la ciudad de Xalapa y ha creado tortilla negra con plátano macho.
A sus siete años, María Florina ni siquiera alcanzaba el brasero de casa pero se trepaba a una sillita y preparaba café, movía los frijoles de la olla y aprendía como se mataba un pollo de rancho.
En una de las comunidades de Teocelo, una región rodeada de montañas y bosques del estado de Veracruz, su madre María Hernández la inició en las artes de la cocina, con lo básico: quelites, frijolitos y, sobre todo, matar los pollos.
“Ya de ahí con mis tías viejitas, ellas hacían unos chileatolitos bien ricos con ajonjolí, cacahuate y a mí me gustaba andar ahí de metiche viendo y asomándome”, afirma María Florina Martínez Hernández, hoy una cocinera tradicional a la cual es necesario aprenderle.
Desde aquellos años, era muy preguntona. A sus tías cuestionaba cada ingrediente, las porciones y el porqué de usar esas yerbas o granos que le daban un sabor a rancho, a hogar de comunidad.
“Y porqué lleva esto y por qué se le pone esto… todo para que sepan bien”, rememora la mujer que vende comida en uno de los mercados populares de la ciudad de Xalapa, capital del estado de Veracruz.
De su madre, el mejor platillo que le enseñó fueron los chileatoles de gallina o con chayotes, calabaza y ejotes, pero también a ponerle “un poquito de amor y sazón” a sus guisos.
“Hay gente a la que le tengo que decir ponle 5 centavitos de sazón porque está bien simple. Yo soy bien sincera, cuando no me gustan las cosas, siempre les digo: oye esto no te sabe a nada”, suelta.
En su puesto de comida rara vez sirve platillos con carne, prefiere un mole, pero con nopales, huitlacoche, champiñón, rajas, papas, frijoles, erizo, cacahuate e incluso chiles rellenos de queso.
-¿Cuál es el mejor platillo que le sale a usted?
-Yo creo que todos….hasta mejor, dice con una sonrisa pícara.
Ahora, con la experiencia acuestas de su madre, tías y de su cocina diaria en el mercado, va más allá y crea alimentos nutritivos pero con gran sabor, como tortillas de masa negra con plátano macho.
“ Combiné el plátano verde, se hierve y se muele en el molinito de mano y ya se revuelve con masa de maíz”, describe la tortilla que parte un sabor dulce que se queda en el paladar por horas.
Por Luis Enrique Gutiérrez