Cuetzalán, tierra de tejedores

Tejen historias de colores en Cuetzalán

Luis Enrique Gutiérrez

Como la vida misma, cientos de pobladores tejen historias diarias con hilos finos de colores y, de generación en generación, heredan los trazos y . Cuetzalán es tierra de hombres y mujeres tejedores.

Desde la cabecera municipal, los hilos de algodón de extienden a las comunidades de la sierra norte poblana y desde ahí se crean verdaderas obras de arte en ropa “brillante” y “hermosa” que hace honor a su nombre de origen Náhuatl Quetzalli.

A dos horas de la capital del estado de Veracruz, se ubica este rincón mágico de Puebla, con el que se comparten tradiciones autóctonas como los hombres que surcan los aires después de ascender en el palo encerado, justo en el corazón de este pueblo.

Foto: Identidad Veracruz

En la punta del cerro, se erige el pueblo con calles y plazas empedradas, así como su Parroquia de San Francisco con su torre alta y estilo renacentista, y el Santuario de Guadalupe, mejor conocida como la iglesia de los Jarritos con su gran peculiaridad: su decoración con vasijas de barro.

Su tradicional mercado de domingo es una experiencia sensorial de colores, olores y sabores. La plaza principal y calles aledañas se atiborran de comerciantes que bajan de la sierra para ofrecer productos de la región: Café, canela, cacao, pinole, frutas de la región, cacahuates y por supuesto su gastronomía regional como mole, pipián, tamales de frijol y los tlayoyos rellenos de alverjón y hojas de aguacate.

Sus singulares bebidas también es parte de sus costumbres y tradiciones como el Xoco atol (atole de maíz fermentado) y el Yolixpan ( mezcla con diferentes hiervas), así como el vino de café y maracuyá.

Por donde miras también encuentras los hermosos bordados coloridos que las manos de mujeres logran y plasman en blusas,  huipiles, jorongos, manteles, cortinas y sarapes.

El pueblo mágico también cuenta con hermosos paisajes a su alrededor: el jardín botánico Xoxoctic, cascadas y grutas que se pueden visitar en cualquier época del año.

Sus atardeceres desde  la plaza principal son inolvidables, los colores naranja y rojo se entrelazan en el cielo, mientras los hombres voladores realizan su ritual  en el palo encebado.

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