Gisela Uscanga
San Andrés Tlalnehuayocan, Ver.- Ir de paseo por la ranchería de Rancho Viejo es realmente placentero. Sus caminos serpenteados por las curvas de la montaña, enmarcados por bosques de niebla frondosos que a lo lejos parecen una alfombra infinita, lo hacen inolvidable.
Rancho Viejo está en la Ruta de la Trucha. Es un pequeño poblado, salpicado de casitas mezcladas entre los árboles de haya y liquidámbar, varias de ellas a orillas del río Pixquiac, afluente de aguas cristalinas, resguardado por las rocas y anchos árboles cuyas copas casi tocan el cielo.
La ranchería se ubica en el municipio de Coatepec y está muy cerca de Xalapa, a 20 minutos, la capital del estado de Veracruz. Su clima es templado y húmedo y por estas fechas de verano, sus tardes se vuelven lluviosas y es fácil ver la niebla.
Este lugar es atractivo porque se cría la trucha arcoíris, aprovechando las aguas frías y pulcras del río Pixquiac en estanques de manejo con agua corriente del río, para producir este delicioso y nutritivo pez.
Con el tiempo algunos de sus pobladores se volvieron restauranteros y su cocina principal fue obviamente trucha, presentada en diversos platillos, como la empapelada en salsa de acuyo o hierba santa, al mojo de ajo o simplemente frita a punto de chicharrón, como botana mientras te tomas una buena cerveza fría.
Rancho Viejo te ofrece un turismo contemplativo y de observación. Debes estar dispuesto a disfrutar los sonidos que te regala el bosque: oír el agua correr, sentir la inmensidad de los árboles, la música de las aves y además, zambullir los pies en el río.
Este recorrido es muy recomendable para hacerlo en motocicleta porque la carretera te permite interactuar con el bosque y con el paisaje del Cofre de Perote.
Estos son viajes en corto que te restauran la panza y el corazón. Marca en tu mapa de viajes la Ruta de la Trucha, pues Rancho Viejo no es el único lugar, unos kilómetros más adelante está Cinco Palos, El Zapotal, y es el mejor pretexto para volver a salir a rodar.