Por Miguel Ángel Contreras Mauss
Córdoba, Ver.- La ciudad de Córdoba no sólo ha sido parte fundamental en la historia de México, también forma parte de ese imprescindible partir de los procesos que vivió la caficultura mexicana desde su auge en el último tercio del siglo XIX.
Una antigua leyenda hace cuenta que en la antigua Etiopía, el pastor Kaldi mientras pastaba a sus cabras sus animales se llenaron de energía tras consumir los rojos frutos de un arbusto, admirado por lo sucedido recogió algunos y se los llevó al abad del monasterio local.
Al cocinarlos resultó una bebida muy amarga que enseguida tiró al fuego; pero las semillas en las ardientes brasas produjeron un aroma exquisito que hizo que el abad creara una bebida.
Es ahí donde nace el café nació en Yemen, país de Oriente Medio, donde después inició un largo viaje hasta llegar a América en el siglo XVII. De ahí pasó por Líbano, Turquía, Holanda, Francia, Martinica y Cuba, para después llegar hasta Córdoba, donde el primer cultivo se atribuye a Juan Antonio Gómez de Guevara, en la Hacienda de Guadalupe en 1878, cercana Amatlán de los Reyes, a escasos cinco kilómetros de Córdoba.
Como parte de este tributo a los cafetaleros, en el corazón de la ciudad, al interior del edificio que alberga a la Coordinación de Turismo y al Centro Cultural Córdoba, sobre la Avenida 3, justo frente al parque 21 de Mayo, el 18 de marzo de 2016 se inauguró el Museo del Café.
El objetivo de este lugar es fomentar el arraigo del café, principal producto de la ciudad, así como divulgar y preservar toda la historia cordobesa en base al aromático local.
El ingreso es por una sencilla puerta de madera y ventanales circulares. Al cruzar el umbral el mural “Identidad Cafetalera”, creación del artista cordobés Erick Manuel Mendoza, recibe a los visitantes a una amplia estancia.
Sobre el jardín de 250 metros existe una finca muestra en la que hay 33 cafetales con 11 variedades, incluidos las que se siembran en suelo cordobés, además de un vainillo y tres platanares.
A unos metros, está “Choza de Proceso”, espacio acondicionado para mostrar cómo se procesaba el café antes de su industrialización, en la que se ubica una cama africana para secar el grano de manera inocua e impoluta, es decir, que no tenga nada de contaminación; hay módulos con pantallas touch screen que auxilian al visitante a entender los diversos procesos por los que pasa el grano desde su cosecha hasta la preparación en taza.
Primera Sala
En la primera sala existe una línea del tiempo donde se conoce la transición de la industria del café que se tenía en las haciendas cafetaleras.
En este lugar hay una despulpadora marca Jhon Gordon, una majadora que utilizaba diesel o petróleo, una pulidora que ya no se emplea tanto. La mayoría era maquinaria londinense por la revolución industrial.
Sala Interactiva
Le sigue la sala es interactiva, apoyados con pantallas digitales, los visitantes pueden conocer todo lo relacionado con el café, su historia, leyenda, ruta, variedades, países productores, medidas, proceso y demás.
Sala Sensorial
La fase final y con lo que termina la visita al museo es la sala sensorial, además de conocerse la historia del café en Córdoba y su importancia económica en la zona, se disfruta una variedad de bebidas preparadas con mucho esmero y dedicación por parte de los cuatro baristas encabezados por Armando Villegas.
En este lugar se cuenta con una serie de fotografías y la historia de la Eufrosina Sarmiento “La negra Moya”, conocida en la ciudad por ser líder de las desmanchadoras de café, una agrupación de al menos 200 mujeres que se dedicaban a escoger el café cuando existía el Inmecafe.
En la misma área esta la barra de degustación, la favorita delos visitantes ya que se tienen 30 variedades de bebidas alusivas los 30 caballeros y donde se muestra las bondades del café.
Se ofrecen además siete procesos de extracción, que son; prensa francesa, Aero Press, V60, Chemex, Sifón Japonés, Kleber y Cafetera de expreso semiautomática y una bebida especial llamada “La negra Moya”.