La tradición que ilumina Córdoba

“San Miguel” es la fábrica de velas más vieja de la región centro de Veracruz

Por Miguel Ángel Contreras Mauss

Córdoba, Ver. –Agazapado en uno de los rincones del último reducto habitacional del siglo XIX, se ubica la fábrica de velas más antigua del municipio de Córdoba. Desde 1920 sus creaciones han alumbrado iglesias, palacios, casas y negocios.

Miguel López Pérez, oriundo de Soltepec, Puebla, llegó a finales de 1916 a vivir a la vieja casona conocida como El Patio de la Estrella, construido sobre la avenida 5 calle 3 en el corazón de la Ciudad de los 30 Caballeros.  Allí conoció a su esposa y juntos comenzaron a transformar la parafina- sustancia sólida, blanca, translúcida, inodora y que funde fácilmente, que se obtiene de la destilación del petróleo o de materias bituminosas naturales-en hermosas figuras que servirían para adornar todo tipo de espacio.

En unos paneles de madera-que tienen más de 98 años, Miguel amarraba los pabilos y los sumergía en la cera. En aquel entonces, como en Córdoba y la región no había energía eléctrica, sus creaciones se hicieron muy populares y en pocos años su negocio tuvo prosperidad.

Casi 99 años después, en la fábrica de velas “San Miguel”, ya se emplea tecnología manual, pero jamás se ha perdido el toque artesanal que heredó el bisabuelo.

Foto: Especial

Emmanuel López Lezama ahora es quien, junto a sus tías, se encarga de la fabricación de las veladoras. Ellos son la cuarta generación y confían que esta actividad todavía siga presente entre sus familiares.

“Seguimos utilizando parafina porque, en primer lugar, es menos costosa que la cera de abeja pero además resiste a los calores. Además no hemos querido cambiar la receta del bisabuelo”, subraya.

Para trabajar utilizan dos cuartos de aproximadamente 5 por 20, cuyas paredes construidas con piedra de río, atesoran celosamente parte de la historia de la ciudad de Córdoba.  “En las vigas hay dos argollas, se dice que ahí ataban a los esclavos”, recuerda Emmanuel.

Foto: Especial

Dentro del taller nos envuelve un mundo de olores maravillosos que sobresalen de los estantes llenos de figuras. Algunas, de lo increíble que están, parecieran ser comestibles.

Las velas que se realizan son de diferentes figuras y tamaños, pues mantienen la venta de flotadoras hasta nacimiento, e inclusive han realizado personajes de dibujos animados.

López Lezama aseguró que ésta actividad a pesar de parecer complicada, debido a que lleva un proceso bastante elaborado por la medida de la vela, el raspado de la cera y los detalles que en ocasiones son elaborados, han llamado la atención volviéndose un distintivo el proceso artesanal que conlleva.

A causa de que la ciudad de los Treinta Caballeros destaca por el café, dentro del taller se elaboró una vela emblemática, la cual tiene la forma una taza con el aroma del grano y que puede ser personalizada al gusto del cliente, la cual en venta tiene costo de 125 pesos.

Los precios de los productos en general son accesibles pues tan solo en el caso de las velas acuáticas van desde los 15 pesos y tienen una duración de 4 horas.

Foto: Especial
Foto: Especial
Foto: Especial
Compartir: