Monterrey, Mty.-Bajo el manto de la noche y a 70 metros de altura, sobre uno de los hornos de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero, la ciudad de Monterrey es envuelta en las luces que de ella misma emanan.
En los hierros de la antigua fábrica edificada en 1900, el paso de los autos con sus faros, los focos de las viviendas y los reflectores de grandes edificios, iluminan una ciudad viva, briosa y con un pasado portentoso, como la propia Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey.
El crujir del elevador de metal -con sus rejas que permiten divisar a lo lejos- anuncia los metros que se van subiendo sobre la mega estructura, que funge como un faro para toda una ciudad con sus 27 macro estructuras, 127 piezas de maquinaria y herramientas siderúrgicas.
Fundada un 5 de mayo 1900 con un capital de 10 millones de pesos oro, hoy es el Museo de Sitio de Arqueología Industrial más importante de México, pero sobre todo un referente de esta región del norte de México.
Con piezas museográficas, 16 naves y un sinfín de activos que conforman el acervo que representa un patrimonio industrial invaluable para Nuevo León, se erige el Parque Fundidora, un centro turístico de nada más y nada menos de 144 hectáreas.
El parque urbano de clase mundial, certificado con estándares internacionales cuenta con dos Lagos, 80 hectáreas de áreas verdes, 23 fuentes de agua, 16 naves, 27 macro estructuras y 127 piezas de maquinaria y herramientas siderúrgicas.
Desde la quietud de la ex fábrica, el Paseo Santa Lucía luce con movimiento y con unas aguas mansas que calman cualquier alma furibunda con sus juegos de luces, la exquisita gastronomía con sus cotes de carne y el cabrito por delante.
El canal artificial con agua extraída de los Ojos de Agua de Santa Lucía, que se mueve por más de dos kilómetros de longitud, permite la movilidad de embarcaciones con cientos de visitantes asombrados.
Y bajo el manto protector del Cerro de la Silla, la gran montaña emblema de la ciudad, la Macroplaza luce orgullosa en el centro de la ciudad, con sus esculturas de héroes mexicanos, el teatro de la Ciudad, la Fuente de la Vida, El Reloj de Sol y el Faro del Comercio.
Más allá de las imponentes estructuras, los lagos y ríos artificiales y la historia de Monterrey, la capital del estado de Nuevo León, su gente cálida y franca es lo más importante.
