Por Miguel Ángel Contreras Mauss
Córdoba, Ver. – A unos dos kilómetros de distancia del Centro de la ciudad de Córdoba, al Norte, se encuentra uno de los asentamientos “más antiguos” del municipio.
La zona arqueóloga de Toxpan se fundó hace 2100 años y vivió su esplendor en el periodo Clásico, entre los años 300 y 600 d.C., cuando fue habitada por agricultores, artesanos, comerciantes y sacerdotes. Toxpan formó parte de la ruta de intermedio comercial y cultural entre el altiplano central y el sureste de México.
Perteneciente a la cultura Olmeca es de entender que no tiene muchos detalles en ornamentación en sus construcciones como otras culturas; como los zapotecos, mayas, toltecas o teotihuacanos, pues esta cultura se caracterizó por la simplicidad de sus escasas y existentes construcciones.
El arqueólogo Fernando A. Miranda Flores subraya que esta zona tiene una extensión aproximada de 9 hectáreas, en el centro se encuentran las pirámides más grandes, mientras que en el sur se encuentran otras dos pirámides y un juego de pelota.
“La ciudad de Toxpan vivió su auge en el periodo clásico, entre los años 300 y 600 D.C por lo que fue contemporánea al esplendor de Teotihuacán. Se extendía desde el río Seco hasta el San Antonio. La última vez que dicho recinto fue utilizado fue en el año 100 d. C. Cuando llegaron los primeros hablantes de náhuatl y fueron ellos quienes seguramente la llamaron Toxpan”, memoriza el investigador.
En el libro Crónicas de Córdoba, segunda parte, del Consejo de la Crónica de Córdoba, María Bertilla Beltrán Malagón, asegura que San Francisco Toxpan no fue el único sitio prehispánico dentro de la actual ciudad de Córdoba, debido a que existe evidencia de una presencia humana antes, como en la zona de la colonia Las Arboledas), durante y después del asentamiento prehispánico de Toxpan.
A principios del año 2006, las autoridades de la Universidad Veracruzana (UV) anunciaron su intención por construir una Unidad de Servicios Bibliotecarios e Informáticos (USBI) en los terrenos aledaños al sitio arqueológico. Por tal motivo, se preparó un proyecto de salvamento arqueológico coordinado conjuntamente por el INAH y la UV, con la finalidad de constatar que dentro del área donde se planeaba la construcción, no existieran evidencias prehispánicas que pudiesen ser afectadas.
Entre las principales muestras que se han hallado aquí están; La piedra de molienda, representada a través de metates y manos de mesa; Además se localizó un machacador y una cuenta que fue interpretada como un objeto suntuario o un bien de prestigio.
También se hallaron figurillas, de representación tanto zoomorfa con cabezas de un ave y un perro, como antropomorfas. Así como un sello, que de acuerdo con los arqueólogos que participaron en las excavaciones, muestra la imagen estilizada de la cabeza de una serpiente envuelta en su propio cuerpo, misma que forma un círculo abierto o espiral.
De igual manera, dentro del sitio prehispánico se localizó un elemento arqueológico de gran valor para la subsistencia humana, por ser el conductor del líquido vital para cualquier ser vivo: el agua.
El hecho de que se mantenga tan conservada y con alteraciones notables hace de ésta una zona única en el estado de Veracruz. El programa de restauración empezó en agosto del 2008, en un tiempo se realizaron recorridos en tranvía, pero la restauración cesó en 2009, dejando la zona arqueológica en mal estado, aunado a que en el 2013 se produjo un incendio en esta zona con daños forestales importantes pero a pesar de eso, los vestigios siguen en buenas condiciones, y se mantiene la espera de ser algún día un gran centro turístico para Veracruz.