Kantiyán, la luz de los abuelos

Por Édgar Escamilla

Papantla, Ver.- La Casa de los Abuelos, mejor conocida como el Kantiyán, es un espacio para compartir la sabiduría de los ancianos totonacas con el resto del mundo, es un lugar donde se respira paz.

En la casa se encuentran los 12 honorables abuelos totonacas, todos provenientes de diferentes comunicades y con una especialidad particular. Los hay quienes se dedican a realizar las ceremonias mayores en la zona arqueológica, otros son los tejedores de las estrellas de palma, así como los curanderos y parteras tradicionales.

Los rezanderos inician el día con un rezo para bendecir las actividades que se habrán de desarrollar durante el día, al medio día cuando el sol se encuentra en su cenit y por la tarde agradecen las oportunidades que se les brindaron. El aroma del copal sobre el incensario inunda el espacio durante toda la jornada.

Hace mucho tiempo cada hogar totonaco contaba con su Kantiyán, pero prácticamente ha desaparecido, por eso cuando se idearon las casas de tradición, lo primero era conformar la casa de los abuelos y desde aquí.

Guadalupe Simbrón García es coordinador del Kantiyán en el Centro de las Artes Indígenas, cuenta que cuando empezó la Cumbre Tajín solo se realizaban las fiestas sin la participación de los abuelos, después se les abrieron las puertas para mostrar las raíces del pueblo totonaca y preservar su sabiduría, así desde el 2006 a la fecha han sido parte fundamental del festival, lo que quedó reconocido en 2012 por la UNESCO por las buenas prácticas para la conservación de la cultura.

Foto: Identidad Veracruz

“Siempre pensamos que es una semilla que se está extendiendo, la gente que viene lo recibe muy bien y hoy la UNESCO nos reconoce como el primer lugar entre todas las etnias, por eso nos sentimos muy orgullosos de ser totonacos”.

Se está trabajando en la educación del pueblo totonaca, a través de la cual se podrá transformar Veracruz, México y el mundo entero. Consideran que el diálogo con los abuelos puede servir para la defensa de la tierra, pues tienen la encomienda que Dios les asignó, que es dar la luz, compartir los consejos, “como nos enseñó el Tata Juan Simbrón”.

Requieren de más apoyo para esta encomienda y que se generen los resultados esperados, entre lo que destacan que no haya más manifestaciones ni intentos por apropiarse el festival. “Muchos quieren venir a dirigir pero no se vale, primero tienen que trabajar para venir a cosechar como a nosotros nos enseñaron”.

Buscarán también que la Secretaría de Educación les brinde un espacio en cada escuela donde los abuelos puedan participar para que los jóvenes aprendan de ellos. Desde la cosmovisión de los totonacas las nuevas generaciones deben aprender a respetar a la madre tierra, quien ha dado de comer a la humanidad desde el principio de los tiempos, pero también la ha sanado, solo hay que saber cultivarla para poder recoger buenos frutos.

Compartir: