El santuario del Café

Por Gisela Uscanga

Coatepec, Ver.-El Grande es una de pequeña localidad (no más de mil habitantes) del municipio de Coatepec dedica a la siembra del café. Sus habitantes desisten pensar que este grano aromático, el cual llegó de las Antillas al puerto de Veracruz en 1790, se pierda por la falta de apoyo comercial y políticas públicas.

La empresa El Café-tal Apan, que nació en 2003 como un pequeño expendio situado en el corazón de Coatepec, surge con la filosofía de impulsar la pequeña producción, la comercialización y la cultura del café dentro de México.

El gerente general del grupo Apan, Eduardo Malo García comenta que la empresa tiene una visión integral del aromático. Su compromiso es social, ambiental y cultural.

Ambiental, porque son consientes de la importancia que tiene cuidar el medio ambiente, el ecosistema de las fincas y todas las especies de flora y fauna que allí que habitan.

El aspecto social, es su compromiso con los cafeticultores a quienes apoyan mediante la práctica de Comercio Justo, pagando por el grano un precio superior al precio del mercado, a fin de que no abandonen el interés en sus cultivos. Actualmente compran café a 15 pequeños productores coatepecanos.

 

El elemento cultural que propone Apan es su puesta en marcha del Museo del Café, ubicado en El Grande. En una hermosa propiedad, la cual posee amplios jardines llenos de árboles propios del Bosque Mosófilo de Montaña o Bosque de Niebla. Este recinto está dedicado a promover el consumo de buen café y dar a conocer la historia de este sabroso grano al público en general.

“El objetivo del Museo tiene como objeto dar a conocer los orígenes del café de calidad y las diversas etapas por las que atraviesa para que podamos disfrutar de su inigualable sabor”, expresa Malo García.

El Museo del Café, afirma el entrevistado, se ha convertido en una de las mayores atracciones turísticas de la región con miles de visitantes al año. Esto los motiva a seguir compartiendo el gusto por el arte de tomar café.

Foto: Gisela Uscanga

“Nuestros guías especializados en la historia y en la cultura del café llevan a un fascinante recorrido a quienes nos visitan. El Museo cuenta con plantación de café, beneficio húmedo, beneficio seco, sala de antigüedades, sala de conciertos, degustación, tienda suvenires, servicio de alimentos, área de estacionamiento, áreas verdes y jardines llenos de magia, así como cursos de barista, torrefacción y catación”, expresa entusiasta.

En el museo se pueden apreciar piezas de los siglos XIX y XX. Hay morteadoras de madera de gran tamaño, tostadoras de café de diferentes dimensiones de hierro y metal, una carreta (con la que se transportaba el café), fumigadoras, que a pesar de los tiempos actuales, se le considera aún una buena opción.

En otras áreas del Museo se aprecian pinturas, mapas de ruta del café, molinos de café, diferentes cafeteras para hacer café, así como escritos que hablan sobre las bondades del aromático.

El Museo del Café ofrece diferentes paquetes. El básico, es el recorrido en el Museo, se explica los procesos del beneficio, incluye degustación de café y tiene un costo de 50 pesos y el más completo que tiene un costo de 250 pesos, el cual incluye la visita al Santuario del Café.

Foto: Gisela Uscanga

“A a kilometro y medio del Museo está el Santuario del Café, un terreno de 19 hectáreas donde tenemos la plantación, una finca donde habitan mas de 300 especies de flora y fauna. Incluso el Santuario tiene el sello de Reserva Privada de Conservación, reconocidos por la Secretaría de Medio Ambiente del Estado”, destaca orgulloso Malo García.

El Museo está abierto los 365 días del año con un horario de 9:00 a 17:00 pm. Los teléfonos son (228) 8166185 y 8165390 y el correo: contacto@lcafe-tal.com.

Documentos históricos dicen que el café llego a México desde las Antillas en el  año de 1790, directamente por el puerto Veracruz, pero fue a inicios del año 1802 cuando comenzó a cultivar y a exportar y se le atribuye a Juan Antonio Gómez, de intensificar el cultivo del aromático en la entidad para el año 1817.

El café que llegó al estado de Chiapas, fue introducido directamente desde Guatemala, y el café que crece en Michoacán, llegó desde el puerto de Moka en Yemen, en donde se extendería hacia Jalisco, Nayarit y Colima.

Y si bien el cultivo del café ha transitado por altibajos, el grano llegó para quedarse, no por nada en la región central montañosa de Veracruz, se cultivan los mejores granos arábigos.

En Coatepec y la región, cafeterías ofrecen el más puro y excelente grano de especialidad, introduciendo nuevas técnicas de filtrado, haciendo de esta sublime tradición, una nueva experiencia sensorial.

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