El canto náhuatl que retumba en el mundo

A 16 años de la fundación de Nonoalka, los jóvenes indígenas que lo integran siguen colmando la sierra de canciones con palabras traducidas al náhuatl

Por Édgar Ávila Pérez

Zongolica, Veracruz.- El suave y dulce sonido del náhuatl adormece el alma de quienes lo escuchan. La batería, percusiones, guitarra, bajo eléctrico, teclados y coros, se mezclan con la voz femenina que libera un canto en la lengua madre de miles de habitantes de la sierra de Zongolica.

Xikochi xikochi tliliktzin

Kampa nana kahki tlala tliliktzin

Xikochi xikochi tliliktzin

Kampa nana kahki tlala tliliktzin

La melodía de inmediato remite a Duerme Negrito de Atahualpa Yupanqui, pero con un canto distinto que reconforta y tranquiliza a quienes escuchan los sonidos del conjunto musical “Nonoalka”,  nombre derivado de la palabra “nanalka” que significa “ladrar”, aunque los jóvenes ladran notas musicales.

Duerme, duerme negrito

Que tu mama ‘ta en el campo negrito

Duerme, duerme mobila

Que tu mama ‘ta en el campo mobila

A 16 años de la fundación de Nonoalka, los jóvenes indígenas que lo integran siguen colmando la sierra de canciones con palabras traducidas al náhuatl, que logran una estupenda métrica y sin que la canción pierda su estructura original.

“Me da mucha alegría y mucho orgullo ver que generaciones retoman sus raíces”, expresa  Carlos Soriana López, director de Nonoalka, agrupación con tres generaciones de jóvenes acuesta y presentaciones en diversas partes del país e incluso en Cuba.

Originarios de Zongolica, Tlilapa y Orizaba, los actuales integrantes, como sus antecesores, sufrieron una transformación gracias a las canciones en náhuatl y hoy son orgullosos de ese reconocimiento de identidad y orgullo.

“Ahora defienden sus raíces, idioma, cultura y tradiciones. Eso es reconfortante”, afirma Soriana, quien ahora tiene bajo su batuta a Carlos Tepole Tzoyohua en la Batería, Fernando Temoxtle Mayahua en Percusiones, Daniel Oliveros Hernández en la guitarra, Fernando Lara en el bajo eléctrico, Miguel Ortíz Carrillo en teclados y coros, y a la reciente incorporación de Cecilia Cotlame Sánchez en la voz.

Detrás de los instrumentos musicales promueven la conservación y valorización de la lengua náhuatl y lo hacen interpretando temas de todos conocidos, como La Malagueña, Flor de Mayo, Pensando en ti, La Llorona, La Bruja, Duerme Negrito y El Altar.

Gracias al colectivo de Náhuatl “Xochitlahtolli”, integrado por Mariana García, Santos Carvajal García, Ramón Tepole González,  Jorge Luis Hernández y Ezequiel Jiménez Romero, se realizan las traducciones de todos los temas.

“A lo largo de 16 años se notan cambios en los jóvenes, hay una mayor sensibilidad hacía lo que hacen, hay una magia  y un cambio de ambiente”, relata el fundador

En el grupo abunda una gran diversidad de gustos musicales, que van desde el rock clásico, gótico, metal, ska, cumbia, balada, trova y música clásica. Todos los géneros son interpretados por “Nonoalka”.

Nada los ha detenido, se han presentado desde fiestas patronales, galerías, ferias del libro, hasta conciertos masivos e incluso en 2010 realizaron una pequeña gira en Cuba, donde el náhuatl voló alto.

En el corazón de Zongolica -uno de los municipios más grandes de Veracruz con una extensión de 300 kilómetros cuadrados, pero con una dispersión poblacional en 158 comunidades-, el eco de las montañas replican esos sonidos:

Itech altepetl nitlakuica chokalis,

Tzonkoliwkan se xochio

Itech altepetl nitlakuica chokalis,

Tzonkoliwkan se xochio

(Desde la sierra te canto llorona

Zongolica es un jardín

Desde la sierra te canto llorona

Zongolica es un jardín.)

“En las comunidades no se tiene acceso a la música formal, sin embargo se ha creado música de manera empírica, que es muy importante, ya que es en ella es donde se plasma la cosmovisión artística y rituales de nuestras comunidades”, explica Carlos Soriano, quien toca los teclados y la jarana y cuenta con una carrera técnica de Ingeniería en Desarrollo Comunitario.

Cuando los muchachos comienzan a tocar, se pierden en las agrestes montañas, en la selva y se sienten libres, tan libres como su raza antigua asentada en Zongolica, una de las regiones náhuatl más importantes de la zona montañosa central de Veracruz.

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