Bosques de Zoncuantla, historia y biodiversidad

Dra. Guadalupe Williams-Linera*

Entre Xalapa y Coatepec, a una altura media en la montaña, se encuentra Zoncuantla.

En su reseña histórica sobre la vida de Coatepec (1948), el doctor Rafael Sánchez Altamirano cuenta que: “La congregación o ranchería de Zoncuantla está ubicada a cinco kilómetros al norte de Coatepec en un ancho valle que recorre de poniente a oriente el río Pizquiac, y su jurisdicción comprende el antiguo rancho de Briones, en la margen sur del llamado río Sordo, que sólo dista cuatro kilómetros de la ciudad de Jalapa.”

Zoncuantla tiene una larga historia. El valle fue un asentamiento prehispánico como atestiguan los nombres de los poblados (Metlapiles, Pixquiac, Tlalnelhuayocan, Zoncuantla), o las columnas de piedra recostadas en un bosque, así como piedras de río cortadas y pequeñas figuras de barro que se han encontrado enterradas o a ras de suelo.

A principios del siglo XVII, cuando todavía la industria del azúcar vivía un periodo de apogeo, San José Zoncuantla no logró llegar a ser un ingenio y sólo alcanzó la categoría de trapiche, esto debido a que los adeudos de los propietarios impidieron su desarrollo y consolidación, como nos señala Bermúdez Gorrochotegui en sus trabajos de investigación sobre esta región.

Para finales del siglo XIX, ya funcionando el ferrocarril de mulitas, Sánchez Altamirano comenta que: “el Ferrocarril de tracción animal tenía en Zoncuantla una posta o estación para renovar los tiros de mulas que jalaban los carros de pasajeros y carga, y cuando esa empresa suspendió su trabajo ello contribuyó a dejar este lugar más solitario e inseguro.”

Sin embargo, a inicios del siglo XX, y siguiendo a Sánchez Altamirano, “Zoncuantla tuvo algún auge y actividad poco tiempo antes de la revolución de 1910, cuando en ese lugar se radicaron pequeños propietarios edificando sus casas, pero toda gente de orden y trabajo tuvo que abandonar el lugar durante el largo período de la Revolución armada… En 1948, Zoncuantla seguía deshabitado.”

 Diversidad de bosques

Al presente, Zoncuantla está muy poblado y el río Pixquiac, junto con el Xocoyolapan, Agüita Fría y Sordo (que lamentablemente recibe agua sucia sin tratar de Xalapa proveniente del río Carneros), hacen de esta región un paisaje tropical espectacular para apreciar la diversidad de vegetación y bosques de niebla.

En México, país megadiverso, la conservación de la biodiversidad de miles de especies es prioridad, aunque no siempre se les da igual importancia a los diferentes tipos de bosque. Parte de Zoncuantla se encuentra dentro de lo que conocemos como Reserva Archipiélago de Bosques y Selvas de la región de Xalapa, pero otra parte no está protegida, y esos bosques raros deben integrarse a las estrategias regionales para su conservación.

En la congregación distinguimos un paisaje muy diverso con bosque de niebla sobre suelo volcánico profundo, bosque sobre afloramientos rocosos, Copeques riparios y bosques secundarios o acahuales; también incluimos en este paisaje a los cafetales, los jardines, los potreros con sus árboles y la vegetación a lo largo de los caminos.

La mayoría de los bosques de niebla se desarrollan en sitios con pendientes muy inclinadas y con suelo profundo y fértil de origen volcánico. Estos bosques han sido los más estudiados y por lo tanto son emblemáticos. La flora es muy diversa porque está formada de una mezcla de especies de origen templado y tropical, además de las endémicas (que sólo crecen en esta región). Algunos árboles templados son pepinque, liquidambar, magnolia y los encinos. Otros árboles y plantas de origen tropical son marangola, aguacate, capulines, teshuate, junto con todas las epífitas como tenchos y orquídeas y, por supuesto, los espectaculares helechos.

Paisajes hermosos y benéficos 

Un aspecto amigable lo dan los cafetales, que también se relaciona con los beneficios ambientales que obtiene la sociedad de un ecosistema, como conservación de la biodiversidad, el agua y el suelo, reduciendo así la erosión. Las especies presentes en los cafetales son cítricos, jinicuil, chalahuites y, dependiendo del tipo de sombra, también encontramos gravilia, fresno, palo gusano, guayaba, pichos, liquidámbar, nogal, y hasta encinos y robles.

Además de los bosques, a lo largo de los caminos queda admirar las buganvilias, las llamaradas, camelias, jazmines, y contemplar la vegetación de nuestros jardines con maravillosas colecciones de plantas y flores. En nuestro recorrido vemos también chirimoyos, cipreses, gasparitos, floripondios, guayabas, chininis, jinicuiles, encinos, nísperos y algunos matapalos o higueras.

Así, confirmamos que la región sigue siendo extraordinaria, como ya nos comentaba, desde 1825, el viajero y naturalista inglés William Bullock en su paso por nuestro territorio: “El camino de Xalapa a Coatepec, cruzaba por la más hermosa y jaspeante región del mundo… a través de profundos bosques umbrosos constituidos por los más nobles y pintorescos árboles: elevados robles y pinos, ocotes que producen el liquidámbar, y el elegante helecho con ramas ondulantes y alegres como plumas (de 9 a 10 pies de largo), todo lo cual formaba una región notable.”

*Académica de la Red de Ecología Funcional del Instituto de Ecologia, A.C

(Texto de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Veracruzana)

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