Nadie tiene la certeza de cuando comenzó la tradición de elevar globos de papel de china, pero se ha convertido en un festival de talla internacional
Por Édgar Escamilla
Zozocolco, Ver.-Desde hace 15 años, visitantes de toda la república y del extranjero se dan cita en la plaza de la iglesia de San Miguel Arcángel para participar del concurso nacional de globos de papel de china, que desde hace 9 años se hizo transformó en festival internacional.
Nadie tiene la fecha exacta del inicio de la tradición, pero se ha mantenido generación tras generación. Padres que inculcaron a sus hijos la paciencia necesaria para manipular el frágil papel, que pasó de una estructura geométrica simple, a un globo de hermosas dimensiones, según lo relata el profesor Leobardo Rodríguez Hernández, uno de los impulsores del festival.
Recuerda que la tradición cobraba vida una semana antes de la celebración de Todos Santos, eran casi 21 días los que se destinaban para recordar a los difuntos.
“Hacíamos un globo y lo elevábamos. Parte del gusto era correr tras el globo y esperar a que comenzara a caer para rescatarlo y ponerle otra mecha”.
El pueblo de Zozocolco está dividido en barrios y existía cierta rivalidad por ver cual de ellos hacía los globos más bonitos y grandes, pero no rebasaban los 30 pliegos de papel. Antes de que se oficializara el festival, el globo más grande fue elaborado por Jorge Elías Sánchez Rivera, quien utilizó 100 pliegos; lo elevaron en la primaria Benito Juárez, fue algo fuera de lo común.
En el 2004, la mayoría de los maestros de la primaria Benito Juarez, oriundos del municipio, participaron por invitación del director para elevar los globos; al siguiente año ya no fue solo una exposición, sino que se convierte en concurso, entre los grupos de la escuela.
Loth Segura, entonces presidente municipal, se da cuenta de la simpatía que generó la exposición y decide impulsarlo para crear el festival que hoy reúne a expositores de países como Francia y Brasil.
Otro de los impulsores de la tradición es Vicente Grande Espinoza, un profesor rural que lo mismo atiende a su grupo de tercer grado, que se da tiempo para redactar sus memorias y escribir libros.
Recuerda que cuando era niño, los días de Todos Santos eran de guardar, nadie trabajaba, no iban al rancho ni acarreaban leña, para esa fecha, todo lo necesario debería estar disponible ya en la casa.
“Antes eran globos chicos, sencillos; de ocho pliegos… mientras ellos hacían los globos me quedaba sentado viendo, llevaban tamales y se ponían a tomar, salían de campaneros, se vestían de muertos, llegaban a las casas y les daban de comer y beber. Aprendí desde muy chico, tenía como siete años”, recuerda.
Antes de que Zozocolco fuera distinguido como Pueblo Mágico, tuvo la idea de que el festival fuera nombrado patrimonio cultural, por lo que buscó el apoyo de Conaculta. Aunque su idea no prosperó, dio pie a la denominación actual del municipio.
Comparte que los antecedentes de los globos de papel de china datan de al menos un siglo, pero nunca en este tiempo se le ha denominado “de Cantoya”, pues los que dicho personaje realizaba tenían otros fines distintos a la raíz del Día de Muertos.
El globo es un objeto que se puede perfeccionar, donde se puede plasmar toda la creatividad; los niños aprenden muchas cosas, conocen a sus familiares; pero también son matemáticas, porque hay que recortar el papel, algunos son cuadrados, rectángulos, triángulos, con eso se les desarrolla el pensamiento y la imaginación espacial.
Del 8 al 10 de noviembre, el cielo del municipio de “los cántaros del sol” se cubre de gigantes de colores; globos elaborados artesanalmente con pliegos de papel de china que se elevan con un destino incierto y que inicialmente formaron parte de las festividades para recordar a los muertos.