Por Miguel Ángel Contreras Mauss
Córdoba. Ver. –Por sus venas corre un aroma a tabaco con sabor a rebelión. Víctor Manuel Martínez Badenes aprendió a tratar la hoja de nicotina gracias a su abuelo, aquel que era perseguido por los revolucionarios por fabricar puros.
Tiene más de 40 años de experiencia en la elaboración artesanal de puros, es la tercera generación en manipular la hoja de tabaco y lo hace con maestría, como si fueran las manos de su abuelo, Don José Luis Martínez Lizárraga.
Desde Coscomatepec de Bravo, uno de los pueblos mágicos de Veracruz, sabe que para hacer un buen puro es necesaria una hoja conocida como San André que coloca en una tablilla que sirve para combustión.
A la distancia recuerda que en 1894, cuando su abuelo se dedicaba a la caballería y la fabricación de puros en San Andrés Tuxtla, fue perseguido por partidarios de la Revolución Mexicana, pues la elaboración del producto era considera ilegal.
Rellena la hoja con tabaco de Papantla, lo que permite dar un sabor a vainilla. Con la hoja de Oaxaca da color a la degustación. De ahí enrolla, aplica engrudo de harina en las orillas para que pegue y tome la forma.
Su abuelo decidió emigrar a la ciudad de Córdoba, donde logró instalar una modesta fábrica de habanos que tuvo mucho éxito. Sus puros eran reconocidos como de primera calidad y de altos estándares.
En la región montañosa de Veracruz, donde los talleres se ubican dentro de las viviendas, con una tijera recorta los restos de los extremos que llama “picadura” porque deja un mal sabor al gusto. Pone en la guillotina el rollo, donde se da fineza a los cortes de los extremos y se crea la colilla. Todo en 2 minutos.
“Actualmente solo fabrico artesanalmente de 10 a 20 habanos al día, debido que a la semana solo vendo una caja, los días festivos me va bien por los turistas que acuden a comprar, es cuando por lo menos fabrico un poco más”, dice.
Los demás hermanos del abuel , huyeron de su lugar de origen y emigraron a Veracruz, San Andrés Tuxtla, Orizaba y otro más decidió instalarse Mérida, Yucatán.
En 1950, el papá de Víctor Manuel, Don Raúl Martínez Sánchez, se instaló en Coscomatepec e inició la elaboración de cigarros con cerca de 10 empleados. Logró elaborar productos que eran enviados a diferentes estados de la República.
“Una de nuestras cajas de habanos está exhibida en un museo de Francia, la verdad no recuerdo muy bien cuál es. Cuando nos informaron nos sentimos muy contentos y orgullosos de nuestro producto y sobre todo que, se reconocido a nivel mundial en otros países”, comentó.
Hoy, Víctor Manuel dentro de sus muchas satisfacciones, se encuentra la de haber logrado dar mayor reconocimiento a su producto. Sus puros han sido consumidos por artistas como Vicente Fernández, María Félix, Cantinflas, entre otros
Uno de estos puros dependiendo la calidad, tamaño, gusto y extravagancia del cliente puede costar de 10 a mil pesos, ya que se puede personalizar, incluso con laminillas de oro.
“Lamentablemente ahora la juventud solo comprar cigarros comerciales que por los químicos tanto daño le hace a su salud, sin conocer que los habanos de Coscomatepec, son cien por cientos naturales, hasta algunas personas lo ocupan para dejar de fumar, ya que el puro no causa adicción a los consumidores”, comentó.