La pianista y compositora inició su camino en la música cuando solo tenía tres años
Xalapa, Ver.-Vestida completamente de negro y con el cabello a la altura del hombro, la compositora llega al Centro de Estudios de Jazz y rememora su infancia, las producciones de sus discos y cuenta sus planes a futuro.
Ania Paz es una pianista y compositora peruana, inició su camino en la música cuando solo tenía tres años. De padres ingenieros civiles, confiesa que en aquella época no era bien aceptado iniciar en la música a esa edad, nadie quería darle clases.
Su madre sabía un poco de música y tocaba el piano para ella, pero fue hasta luego de mucho insistir que la que había sido la maestra de su madre, la profesora Gloria María Ureta, aceptó enseñarle música.
Su primer recital fue a los cuatro años y para los seis ya había hecho su primera composición. Su infancia estuvo rodeada de las artes escénicas, ya que sus padres siempre la llevaban al teatro y a la orquesta. Para divertirse, armaba escenarios en la sala de su casa, donde junto con sus primas y amigas se encargaban de hacer producciones de teatro, conciertos, danza y demás.
Admite que los estudios le han brindados muchos recursos y las herramientas necesarias para desenvolverse en la música. Sin embargo, confiesa que para ella, la música es un don y una inspiración.
“Cuando toco es una sensación indescriptible, mágica y espiritual. A veces me siento como un instrumento y que a través de mí las cosas se van expresando hacia las personas, como un dar y recibir”.
A lo largo de su trayectoria intentó con otros instrumentos, entre ellos el arpa y la percusión, pero siempre le dio mayor prioridad al piano. Ahora que se ha centrado más en el jazz, el bajo llama su atención y se ha vuelto uno de sus instrumentos favoritos.
Estudió música clásica en Alemania y se dedicó a esta durante más de 20 años, fue en los años 80 cuando empezó a escuchar salsa y los ritmos latinos comenzaron a influenciar su trabajo. Cuando estudió en Filadelfia se adentró profundamente en el jazz, aunque debido a su formación, le costó mucho aprender. “Pensé que iba a ser un hobbie, no creí que fuera a aprender algo tan distinto y difícil comparado con la formación que yo tenía”, confiesa.
“Cuando inicié en el jazz encontré mi voz propia”, agrega y cuenta cómo fue que a partir de ese momento empezó a componer más.
Cuenta con siete discos de su autoría, cada uno con un estilo y proceso creativo diferente, aunque hay un rasgo en común, de acuerdo con la pianista sus discos buscan unir pueblos y culturas, ya que las producciones albergan música popular de los países en los que ha trabajado. También busca que las portadas de sus discos guarden con una carga simbólica que represente la esencia del disco.
No es la primera vez que la pianista visita la ciudad de Xalapa, ya ha participado en otra edición del festival internacional JazzUV, evento del cual se lleva una buena imagen y reconoce el talento de los jóvenes que aspiran a ser músicos.
Sus ganas de seguir aprendiendo y mejorar día a día son evidentes. Entre sus planes a futuro tiene la ilusión de hacer un nuevo disco que se llame Perú-México, seguir impartiendo clases de armonía, composición e improvisación y sobre todo seguir trabajando para llevar la música a donde nunca ha estado presente, como es el caso de Ate donde nunca se había tocado jazz.