Ermita de Acultzingo, la hija de la post revolución

Por Miguel Ángel Contreras Mauss

Córdoba, Ver.-Ya sea a pie o en vehículo, hombres, mujeres y familias enteras peregrinan con su fe a cuestas. Para rendirle tributo a la Morenita del Tepeyac buscan refugio en  una antigua capilla ubicada sobre la carretera federal Córdoba-Tehuacán

Cada año, miles de personas de Veracruz y Puebla recorren cientos de kilómetros para llegar hasta la Ermita de Acultzingo, construida en el año de 1950 por iniciativa de Don Amando Aguilar Merino.

En tiempos post revolucionarios, afirma la historia contada de generación en generación, Don Amando fue emboscado, herido y aprehendido por los federales.

“El general “Tapajudas” le perdono la vida, y ahí Don Amando promete un nicho a la Virgen”, dice Aurora, una mujer de 60 años, vecina de Acultzingo.

La leyenda dice que su esposa, Amparo de la Fuente Terán, recomendó buscara un lugar adecuado y dada la situación de los accidentes en Las Cumbres, deciden construir lo que fue el primer diseño de la ermita y ofrecérselo a la Virgen.

El primer comité  buscó fondos para seguir su construcción: fueron los chóferes de la compañía Alas de Oro y camioneros de la Cervecería Moctezuma, quienes aportaron recursos que dieron origen a las primeras peregrinaciones masivas.

Ahora hay una tradición de visitantes foráneos, así como familiares de accidentados del estado de Puebla y de diversas mas empresas camioneras.

La ermita en años posteriores fue controlada por los sacerdotes de la parroquia y sufre diferentes remodelaciones, una de ellas obligada por el impacto de un tractocamión en su fachada.

Cientos de feligreses recorren municipios de la región en su paso a La Ermita en las Cumbres de Acultzingo.

“Nos mueve la fe y vamos a dar gracias a la Virgen por las bendiciones otorgadas”, cuenta Andrés Badilla, creyente originario de Ciudad Mendoza. Es uno de los devotos que desde los 12 años de edad asiste a La Ermita para dar gracias a la Virgen Morena.

“Voy con mi familia, la Virgen me hizo un milagro y prometí visitarla hasta el último día de mi vida”, dice mientras camina a paso rápido por toda la carretera federal con rumbo hacia la Ermita.

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