Para llegar a ella es necesario avanzar cuesta arriba por senderos entre árboles de naranja y milpas
Por Édgar Escamilla
Papantla, Ver.-Perdida en medio de cultivos de maíz y naranja, y pozos petroleros, se ubica la zona arqueológica de Vista Hermosa, vestigios de una urbe totonaca considerada por los arqueólogos como sede de la élite de la cultura Tajín.
La zona arqueológica se ubica a la espalda de la comunidad Vista Hermosa de Madero, en el municipio de Papantla, considerado el centro de la cultura de los Tres Corazones. Para llegar a ella es necesario avanzar cuesta arriba por senderos entre árboles de naranja y milpas. El calor de la zona resulta sofocante para el curioso visitante que ose adentrarse en aquella región.
Conforme se avanza, se pueden encontrar alineamientos de piedras que alguna vez fueron base de las moradores de esta ciudad construido en lo alto de la montaña. Al paso aparecen pedazos de vasijas, muchas de ellas mantienen parte de las pinturas con las que fueron decoradas por los totonacos. Los arqueólogos han encontrado restos de utensilios que no corresponden a esta zona, por lo que infieren que existió una actividad comerciales con otras culturas.
Casi al llegar a la cima aparecen las primeras escalinatas, muchas de ellas destruidas por los propios pobladores, quienes han utilizado estos terrenos para sembrar sus milpas. Se observan algunos pozos cavados probablemente para saqueo.
Ya en la cima la panorámica es sorprendente, hace honor a su nombre. Los montículos sobresalen uno de otro; enormes palmeras se erigen entre los vestigios de los edificios de piedra, algunos de ellos dañados durante la roza y quema.
Llama la atención un pequeño juego de pelota, situado a un costado de la pirámide más elevada, desde donde se puede dominar una vista de 360 grados.
Vista hermosa se compone de dos polígonos en los que se encuentran al menos quince estructuras de piedra, muy similares a las que se observan en Tajín, edificios de hasta más de 20 metros de largo, de altura mínima de dos metros y máximas superiores a los cinco metros y medio.
Se estima que fue desocupada casi trescientos años antes de la llegada de los españoles, permaneciendo escondida bajo la espesura de la selva totonaca hasta hace no más de una década, cuando decidieron desmontar para ampliar la tierra de cultivo.
El arqueólogo Hugo Juárez, consultado al respecto, puntualiza que la presencia de materiales suntuarios solo corresponde a una posición de estatus bien definida: la alta sociedad totonaca
Refiere que durante las investigaciones en el sitio se colectaron más de 200 piezas de un total de 20 tipos cerámicos diferentes, de los cuales, 30 pertenecen al tipo de cerámica denominado Vista Hermosa, en honor al sitio, y se caracteriza por una arcilla caolinítica decorada con la técnica al negativo.
Por asociación cronológica de los materiales, el sitio es contemporáneo a Tajín, entre el 650 d.n.e. (de nuestra era) y decae abruptamente en el posclásico temprano cerca del año 1200 el asentamiento prácticamente desaparece; es decir, la ciudad quedó abandonada tres siglos antes de la llegada de los españoles.
La presencia de lo que pudiera ser un juego de pelota, hace suponer que la zona estuvo ocupada durante el periodo cálido medieval, en el que la gran cantidad de lluvia provocó el colapso de la economía de Tajín; tiempo en el que los totonacas trataron de agradar a los dioses para que detuvieran las lluvias, construyendo este tipo de edificaciones.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no invirtió los recursos necesarios para su rescate, por lo que permanece a merced de saqueadores y de los pobladores que siguen utilizando la zona como tierra de cultivo, por lo que inevitablemente poco a poco irá perdiendo parte de su majestuosidad.