De guajes y ovnis en Chavarrillo

Édgar Ávila Pérez

Emiliano Zapata, Ver.-

Desde las faldas del cerro de El Tepeapulco, donde los lugareños aseguran ver avistamientos constantes de ovnis, dos personajes llamados Cachihui y Lacaro surgieron de la imaginación y de los ancestrales calabazos.

En las manos José Cortés Laez, un hombre de 65 años, los guajes -un caprichoso calabazo-, se convierten en cerditos, tucanes, flamencos, toros, serpientes,  libélulas y hasta extraterrestres.

En el pueblo de Chavarrillo, donde los artesanos del barro son ampliamente conocidos, Don José encontró la inspiración en los obules, jícaras, mates, morros, porongos y tecomates, como se conoce al fruto de la enredadera.

“En mi persona empecé a hacer combinaciones con  las cuatro variedades del guaje y empecé a pegarlos y empezaron a aparecer figuras”, cuenta el campesino de café nacido en Jilotepec, pero criado en esta población.

Con limatones, limas, cuchillos, alambres, resistol, machete y navaja, desde hace ocho años, surgieron de sus manos y su imaginación figuras y también llaveros, tortilleros y diversos utensilios.

“Es algo bien importante, porque estas sentado y tienes todos los materiales y logras una figura. Es como un sueño realizado, es algo que te gusta, es emocionante”, describe.

La reata, espinas, madera, olotes, bellotas y cualquier cosa del campo acompañan a los guajes y a las 30 variedades de personajes que llevan un pedazo del alma del artista ecologista.

Y es que José inició la siembra del guaje como una forma para atacar la grave contaminación que generan las botellas de plástico y ha buscado regresar a los orígenes en el transporte de agua.

“Cuando hay lluvias se van al arroyo, al rio y al mar y esto genera fuerte contaminación y nuestros antepasados usaban un termo natural que es el calabazo, entonces empezamos a sembrar la familia del guaje”, afirma.

Las distintas variedades del calabazo abrieron su mente y descubrió un mundo fantástico que se mimetizó con las leyendas que acompañan a Chavarrillo, donde – dicen- los avistamientos de ovnis son habituales.

“Algo que me inspiró fuerte es lo que comenta la gente que hay avistamientos en el cerro de El Tepeapulco y nadie me enseñó sino que fue como algo de inspiración propia”, recuerda.

Así surgieron Cachihui y Lacaro, dos seres de otro mundo con cuerpo de calabazos, quienes han llegado a este mundo a advertir de los riesgos de dañar la naturaleza.

“Nos dicen que si el planeta sigue como estamos vamos a acabar mal y  como generaciones nuevas tienen  que preocuparse por eso, por no contaminar, no echar pesticidas en campo y conservar el ambiente”, dice.

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