Carolina Miranda
Veracruz, Ver.- El apasionante y relajante sonido de las corrientes marinas se mezcla con la respiración, con burbujas de aire encapsulado y con los motores de embarcaciones “surcando” las aguas del Golfo de México.
En las profundidades del Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano, la alfombra de algas verdes, pardas o café, los corales, esponjas, anémonas, moluscos, crustáceos y miles de peces, conforman un espectáculo sobrecogedor.
Las morenas amarillas y las barracudas se pasean junto con los buzos que recorren grandes extensiones de una rica vida marina en los arrecifes; los fantasmagóricos barcos hundidos pasan de ser una piedra gris a un espacio lleno de vida cuando se recorren sus entrañas.
El desafío a la gravedad que existe en la tierra se siente en toda su extensión en las profundidades de las más de 65 ml hectáreas del Sistema Arrecifal Veracruzano, con sus 28 arrecifes, algunos de los cuales presentan lagunas arrecifales con pastos marinos, playas, bajos, islas o cayos.
“Vas buceando al lado de los arrecifes y en paredes hay agujeros donde de pronto te sale una morena”, describe un turista amante del buceo de recreación. A veces, los sentidos se exaltan cuando en el lecho aparece un tiburón nadando lentamente, como acechando.
Las tortugas se dejan llevar por las corrientes marinas que circulan en el parque, incorporado a la Red Mundial del Programa del Hombre y la Biosfera y en 2014 inscrito en la Lista Ramsar de Humedales de Importancia Prioritaria Internacional de la Convención Ramsar.
Al principio, al sumergirse la sensación de opresión golpea al cuerpo del buzo, pero la sensación cambia y se entra en un estado de libertad. “Es como si volaras”, dice. Hay una gravedad menor que se disfruta en costas del puerto de Veracruz.
Un hogar de diversas especies de fauna, algunas de ellas amenazadas o en peligro de extinción como el cuerno de alce, cuerno de ciervo y tortugas marinas como la caguama, verde del Atlántico, blanca, lora, carey y laúd.
Un espacio donde bucear en barcos hundidos representa un contacto con el pasado, es pasear a través de barcos que tuvieron una vida, con historias pasadas llenos de vida marina y arrecifes naturales.
Las sensaciones son distintas en cada “paseante”, en algunos es inundar el cuerpo de miedo, porque al ser espacios construidos por el hombre, inconscientemente se espera que saldrá un humano de cualquier rincón; en otros es una experiencia que llega al alma y la alimenta.
El número de corales formadores de arrecifes en México es de 60 especies, entre el 8 y el 10 por ciento de todas las especies conocidas en el mundo y la zona con mayor riqueza de especies de corales duros están el Caribe y Golfo de México donde viven alrededor de 45 a 60 especies.
El sistema que incluye dos áreas separadas, una frente al puerto de Veracruz y otra 20 kilómetros al suroeste, frente a Punta Antón Lizardo, es un paraíso que se disfruta lo mismo en el espejo de agua que en lo más profundo, respirando en un tanque de oxígeno y viendo como las burbujas de aire buscan la superficie.
Recorrer el arrecife La Gallega para los inexpertos, pero para buzos más experimentados explorar más de 350 barcos hundidos que se encuentran en la zona.