Imponente Cañón de Tlaltetela

*Una carretera bordeada por una verde y tupida vegetación lleva a un corredor turístico con restaurantes y ranchos con cabañas para poder alejarse del ajetreo

Óscar Sánchez

Tlaltetela, Ver.- Una bruma recorre la cañada, el verde de las montañas se pierde en el horizonte y el sonido de la naturaleza surge por doquier en las alturas de la sierra Madre Oriental.

Los halcones sobrevuelan el Cañón de Tlaltetela en una sincronía perfecta y como parte de una estampa cotidiana.

En lo más profundo de la cañada, 250 metros por debajo, un serpenteado río de Los Pescados fluye en toda su magnificencia y el rugir de su agua se escucha en un eco que jamás se detiene.

Y conforme avanzan las horas, la neblina cubre lo más alto como un manto protector que brinda la propia naturaleza.

Una carretera bordeada por una verde y tupida vegetación lleva a un corredor turístico con restaurantes y ranchos con cabañas para poder alejarse del ajetreo de las grandes urbes.

Un espacio para el llamado ecoturismo y también para sacar la adrenalina en una de las tirolesas más grandes de México con sus 650 metros de largo y 250 de alto sobre el Cañón.

En rocas ígneas extrusivas del cuaternario, el corredor se encuentra en territorio de Tlaltetela, cuyo nombre proviene del náhuatl “lugar sobre las rocas”, y como tal se vive sobre ellas.

Se vive con la adrenalina al tope por las impresionantes alturas, pero además con el privilegio de la gastronomía de la zona, con sus camarones y acamayas preparadas en distintos guisos y la comida tradicional que va desde los antojitos de masa hasta la longaniza en salsas.

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