* Fue una ciudad multicultural, debido a su ubicación y los grandes templos, desniveles, inmensas explanadas y los nichos dan muestra de un gran avance arquitectónico y artístico
Óscar Sánchez
Papantla, Ver.- La hermosura de El Tajín va más allá de lo visual, es una hermosura cultural, artística y espiritual. Poner un pie ahí es poner un pie en nuestras raíces y en nuestro pasado más profundo. Lo antiguo, preciado y sublime de esa cultura sigue corriendo en nuestras venas.
La Zona Arqueológica de El Tajín es una de las más importantes y hermosas con las que cuenta México y desde o alto de la pirámide se observa al poderoso mundo totonaca. Es ya considera Patrimonio Mundial por la Unesco desde 1992. Y puede ser visitada y admirada por propios y extraños.
Aunque parezca increíble, las primeras excavaciones de la zona se dieron entre 1943 y 1963, sin embargo, fue registrada por grandes viajeros e historiadores como Alexander von Humboldt y Francisco del Paso y Troncoso desde el siglo XIX.
Mientras en Europa se ponía la primera piedra para construir la Catedral de Notre Dame en 1163 (terminada en 1245), algunos investigadores sitúan el inicio de la construcción de El Tajín entre el siglo I y el III de nuestra era.
Otro de las grandes edificaciones humanas es la Catedral de Colonia, considera también Patrimonio Mundial de la Unesco, esta inició su construcción en 1248. Dichas fechas nos dan una idea de la gran importancia de la cultura totonaca en lo que ahora consideramos México.
Son varios los significados que se le han dado a la palabra Tajín, entre ellos: “El gran humo”, “El trueno”, “La casa de los truenos”, lo que sea que haya significado para esa cultura, su importancia en el lapso que va del año 300 al 1200 d. de C., fue crucial.
Es la zona arqueológica con más juegos de pelota, 17 en total. Fue una ciudad multicultural, debido a su ubicación. Aunque es la más importante del Golfo de México, las culturas provenientes del norte, del centro y del sur podían tener acceso a ella.
Los grandes templos, los desniveles, las inmensas explanadas, los nichos dan muestra de un gran avance arquitectónico y artístico. El Tajín nos tiene guardados muchos secretos todavía.
Como sabemos, la calendarización precolombina no coincidía con los calendarios juliano y gregoriano, sin embargo, el número de los nichos, en la pirámide principal, es de 365, como el número de días que estableciera Sosígenes a petición del Emperador Julio César.