*La leyenda dice que en 1547, diez franciscanos llegaron a evangelizar indígenas y fueron los encargados de edificar el templo en el municipio de Zentla
Miguel Ángel Contreras Mauss
Zentla, Ver. – Rodeado por un enorme bosque, el templo de San Jerónimo mantiene su estirpe de ser considerado el segundo más antiguo de toda América.
En el corazón de Zentla, el templo católico solo es antecedido por el de La Antigua, la ermita del Rosario fundada por Hernán Cortés y la puerta para la evangelización de un pueblo.
Sencillos, como siempre, los franciscanos levantaron una modesta construcción para evangelizar a los pobladores del nuevamente conquistado Señorío de Cuauhtochco.
Una escultura de San Jerónimo en la parte alta de la iglesia es la encargada de vigilar a toda la comunidad de Zentla.
La leyenda dice que en 1547, diez franciscanos llegaron a evangelizar indígenas a la mitad del siglo XVI y fueron los encargados de edificar el templo.
La historiadora, Sandra Fernández, recuerda que el espacio aún conserva el bautisterio, algunas imágenes de santos que datan desde su construcción. El retablo del altar, hecho en madera, se conserva después de más de 500 años.
En Zentla, la gente afirma que hay un túnel que comunica al templo con la llamada “Cueva del Chivo”, salida utilizada probablemente durante la guerra cristera en México. Parte del templo con el paso de los años tuvo que ser modificado, como es el caso de una escalinata habilitada para subir al coro.
En el cálido pueblo de Zentla, el templo ha soportado temblores, guerras y descuidos de las autoridade.
La leyenda dice que un cazador perseguía entre la maleza a un venado, que desesperado, se internó en lo que a la vista de su perseguidor era una cueva. Al internarse tras su presa, descubrió en medio de la oscuridad figuras humanas, un altar. Se trataba del antiguo templo de San Jerónimo, abandonado y escondido desde muchos años atrás.
“La iglesia de San Jerónimo es poco conocida por la gente de la zona centro del estado, sus autoridades no han sabido aprovechar lo que sería un atractivo turístico. Solo los zentlecos protegen celosamente la construcción que es testimonio de paso de los franciscanos en la región”, dice.