Los Portales, noche jarocha

*En un sólo lugar, en Los Portales del puerto de Veracruz, una mezcolanza  de las estampas vivientes del folclor veracruzano
Víctor M. Toriz

Veracruz, Ver.- Los arcos en las fachadas de viejos edificios resguardan uno de los sitios más tradicionales del puerto de Veracruz. Sentado en cualquiera de los restaurantes ubicados en el lugar se pueden ver las estampas vivientes del folclor veracruzano.

El acento jarocho se escucha una y otra vez entre los vendedores que se abren paso entre las mesas para ofrecer los tradicionales barquitos de madera, abanicos de colores, cigarros, puros artesanales y llaveritos con la fotografía que se le tomará en ese lugar y en ese momento.

La piel curtida por el sol y la sonrisa grande siempre acompaña a las y los vendedores, que con humor invitan a los turistas a regresar al puerto de Veracruz.

Los portales jarochos sirven para recibir lo mismo a turistas de otras ciudades del estado, del país o del extranjero, lo mismo que a los grupos de amigos porteños que pasan las calurosas tardes a la sombra de los edificios centenarios.

En los restaurantes se pueden disfrutar platillos tradicionales, desde arroz a la tumbada, hasta un coctel de camarón bien frío, con su espesa salsa roja que es aderezada casi siempre con refresco sabor naranja y la “salsa bruja”, una combinación de especies, aceite y vinagre.

Pero también se puede pasar el rato acompañado de una cerveza bien fría, artesanales de marcas locales o de las ya conocidas, con botanas o entradas que los meseros ofrecen a los comensales.

A unos metros se puede ver a los jarochos en su vida cotidiana, cruzando el zócalo de la ciudad, los arcos bajo el palacio municipal donde se instaló el primer cabildo de América y los pequeños puestos de artesanías.

La espesa vegetación en las jardineras de la plaza hace correr el viento fresco que se filtra desde la bahía del puerto por el callejón Zamora, o desde la Puerta del Mar por la avenida Insurgentes Veracruzanos hasta llegar a los portales.

La música es algo que tampoco puede faltar, músicos deambulan tocando la tradicional marimba acompañados con un güiro que, aunque se disputa su origen entre Tabasco y Chiapas, en Veracruz sirve para despertar las ganas de bailar.

Las pequeñas bandas norteñas y los mariachis también amenizan las tardes, tocando canciones a petición de las personas que disfrutan las tardes y noches desde los portales de Veracruz. Y como en cualquier rincón jarocho, el arma y la jarana se escuchan con una nitidez magistral.

Pero los fines de semana son especiales, porque desde cualquier mesa ubicada en los portales de Veracruz se escucha el son distintivo del puerto, las orquestas danzoneras locales y los bailarines de danzón se dan cita para demostrar que en el puerto se baila por amor.

 

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