Jardín “orquídea” entre asfalto

*En las faldas del Cerro Macuiltépetl, entre negocios de comida, farmacias, tiendas, un bello jardín que resguarda la famosa Cueva de la Orquídea

Carolina Miranda

Xalapa, Ver.-  La infinidad de especies de plantas ornamentales, medicinales y alimenticias que envuelven el lugar logran apagar el sonido de los cláxones de autos, el rugido de los escapes de los autobuses de pasaje y el cuchicheo de peatones.

Entre tiendas de conveniencia, antiguas casas, negocios de comida, farmacias y hasta papelerías, se esconde un pequeño pulmón, un bello jardín en las faldas del Cerro Macuiltépetl.

Atravesar la reja es sentir la humedad en todo el cuerpo, despojarse del smog de una ciudad en movimiento, es sentir la respiración de los árboles y vivir la historia de un lugar donde se ubicaron los primeros asentamientos humanos más antiguos de Xalapa, que datan de los años 450 antes de Cristo y 150 después de Cristo.

A un costado de la avenida Miguel Alemán, el pequeño reducto, con sus laberínticos pasillos y sus esculturas de civilizaciones pasadas, guarda en su interior la Cueva de la Orquídea (https://www.identidadveracruz.com/2018/09/29/cueva-de-la-orquidea-entre-el-asfalto/), con su cúpula principal de 15 metros de altura y 20 metros de ancho, conectada por túneles más pequeños que forman una compleja red de conductos subterráneos.

Los vestigios arqueológicos alrededor del cerro y las cuevas se localizaron una plaza y un patio central de origen precolombinos, que ahora protegen las verdes hojas del jardín que resiste los embates del asfalto y el concreto.

Y que además, protegen a la Cueva de la Orquídea, dondese encontró una tumba que data del año 1500 a.c y correspondía a un personaje muy relevante de su época, con vasijas, flautas, hachas de piedra.

Actualmente se está promoviendo este atractivo turístico para la realización de actividades recreativas de turismo alternativo.

Un lugar para el espeleismo, recorridos guiados al interior de la cueva, pero también para internarse en sus follajes y olvidarse del ajetreo de la ciudad.

 

 

 

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