Los Tecajetes, eternidad del alma

*En la selva de concreto de la ciudad de Xalapa, un refugio con árboles, flora y fauna, un microcosmos para encontrar la quietud y la paz

Óscar Sánchez

Xalapa, Ver.- El canto de las aves se escucha desde todos los rincones. Los chirridos, silbidos y trinos surgen en las copas de frondosos árboles que ocultan a los creadores de las melodías.

Los sonidos incesantes entran en armonía con el murmullo del agua, del manantial de agua dulce, acueductos, pozas, canales y de fuentes construidas por manos humanas.

Los ecos se mimetizan. Se convierten en uno solo y fluyen en las olas del viento que corre por el parque Los Tecajetes, un refugio con árboles de haya, liquidámbar, encino, ciprés, pipinque, fresno, araucarias.

En el corazón de la mancha urbana, en cuatro hectáreas y media, un pedacito del bosque de niebla y un refugio de garzas, aves rapaces y migratorias, también de ajolotes, ranas y más de 400 tortugas y peces.

Sumergirse en las entrañas del bosque, con sus cascadas y kioskos, es entrar a un mundo de quietud y de paz, un mundo para evocar jardines japoneses y encontrar la eternidad del alma y la naturaleza.

Los peces multicolores se mueven en cámara lenta en los estanques al lado de cientos de tortugas en un microcosmos, en un entorno silencioso para reflexionar.

No se requieren muchas palabras, sólo es necesario cerrar los ojos, sentir y escuchar.

Compartir: