Fotogalería: Óscar Sánchez
Tule, Oax.- Sus dos mil años de antigüedad muestran el poderío de la naturaleza y lo efímero de una vida humana. El gigantesco ahuehuete, el “viejo del agua”, según la lengua náhuatl, nos mira desde su quietud.
Los rostros humanos y siluetas de animales que juegan en su tallo de 58 metros de grosor y sus ramas que se mueven lentamente desde una altura de 42 metros, forman parte de una belleza natural de Oaxaca.
El titán de risueñas soledades, como es descrito por el poeta Juan de Dios Peza, da identidad al municipio de Santa María El Tule. El sabino llamado “El Árbol del Tule” arropa al templo del siglo XVIII.
