*En la Laguna de Nogales, las leyendas convirtieron a un ser mitológico, en un vigilante con una casa turística
Miguel Ángel Contreras Mauss
Córdoba, Ver. – Una criatura nocturna que durante el día camina y se mueve como los humanos y por las noches se convierte en una bestia, vigila celosamente las aguas cristalinas que bajan de un cerro.
Las leyendas de los abuelos dieron vida a una de las criaturas mesoamericanas más antiguas, nahual, y la convirtieron en un guardián del cerro de Oztotipac y de la aguas de la Laguna de Nogales que abastecen a gran parte los municipios de la zona centro.
En lo alto del cerro, construida de vieja piedra de río, con ventanas pequeñas y teja, “La Casa del Nahual” es un atractivo turístico.
Las leyendas de ultratumba dicen que cuando se construían las vías del ferrocarril en aquel 1877, los trabajadores escuchaban cerca de la Laguna una voz áspera y ronca que les decía: “Lárguense de aquí, estas son mis tierras”.
Sin poder identificar de dónde venía el grito, les arrojaban piedras y en ocasiones les robaban sus herramientas para detener las obras; pasado el tiempo, la gente comenzó a escuchar por las noches, en medio de la tranquilidad nocturna, aullidos y quejidos de animales.
Algunos aseguraban ver que del cerro de Oztotipac, dónde nace la laguna, bajaba una bestia del tamaño de un buey, caminaba en dos patas, tenía una cara peluda como de lobo y ojos rojos como fuego, descendía corriendo desde el cerro hasta las vías del tren.
En medio de cuentos fantasmagóricos, los lugareños construyeron la leyenda del náhuatl que protege la Laguna de Nogales y el Rincón de la Doncellas más que un tesoro.