Plazuela de la Campana, estampa danzonera

*El ritmo caribeño del danzón, de la Danzonera Alma de Veracruz, inunda el lugar repleto de cabelleras blancas, mujeres y hombres que hipnotizan con sus movimientos rítmicos

Ángel Cortés Romero

Veracruz, Ver.- Las cabelleras blancas de las parejas se mueven al compás de ritmos cubanos que amenizan las noches de gala en una plazuela cuatricentenaria que el paso del tiempo convirtió en una nostálgica estampa veracruzana.

El ritmo caribeño del danzón nace desde los instrumentos que tocan los músicos de la Danzonera Alma de Veracruz, creada en los años 30’s por Víctor Manuel Sánchez García, para que los jarochos bailen dibujando un cuadro con los pies.

La pista de baile también es escenario para las agrupaciones y bailadores del son montuno y el son jarocho, música popular que vibra los fines de semana en la plazuela que en antaño fue el patio trasero del Convento Santo Domingo.

El apacible paseo del Callejón de la Campana, ubicado entre las calles Esteban Morales y Mariano Arista, en el Centro Histórico de Veracruz, contrasta con las congestionadas y bulliciosas avenidas del primer cuadro de la ciudad.

La Plazuela de la Campana conserva el aspecto enigmático que por años tuvo con la fuente, el piso marmoleado y las jardineras que daban un color sin igual a las verbenas celebradas en el corazón de Veracruz.

En la parte posterior de la plazuela aún cuelga de una torre de concreto la campana que en la década en 1982 sustituyó a la que originalmente los miembros de la orden de los dominicos colocaron en el siglo XVII.

Una antigua pared del Convento Santo Domingo, construido con muros de piedra muca por los dominicos en el año 1651 con un estilo barroco, permanece en la parte posterior de la torre que sostiene a la campana.

La Plazuela de la Campana fue originalmente el patio trasero del Convento Santo Domingo, donde los miembros de la orden de los dominicos construyeron una torre de madera donde se colgó la esquila para llamar a misa a los feligreses.

Con la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos, expedida el 12 de junio de 1859 por el presidente Benito Juárez, el Convento Santo Domingo pasó a manos del Estado y su patio trasero se convirtió en un callejón con tres salidas que desaparecieron con el paso de los años.

La esquila permaneció en aquella torre de madera, hoy de concreto, llamando la atención de los caminantes, quienes bautizaron al lugar como la Plazuela de la Campana, en donde aún se escriben irrepetibles verbenas.

Chicos y viejos danzan todavía en el medio de aquella plazuela amada por veracruzanos como Miguel García Cortés, quien fuera dueño del Antiguo Café Veracruzano, y que por años impulsó la vida popular de un rincón escondido en el centro del puerto.

 

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