*La estación, un patrimonio ferroviario construido en 1872 por la compañía del Ferrocarril Mexicano, se encuentra en semi ruinas, pero aún conserva ese color rojizo opaco tan característico de las viejas construcciones
Miguel Ángel Contreras Mauss
Fortín, Ver. – El silbido del tren se escucha a lo lejos anunciando la llegada de la pesada maquinaria. El poderoso motor hace temblar todo justo cuando pasa por una antigua Estación.
A su paso, recuerdos transitan por los andenes del edificio en semi ruinas que guarda celosamente historias de amor y dolor entre sus pasillos; memorias de un patrimonio ferroviario construido en 1872 por la compañía del Ferrocarril Mexicano.
El edificio principal aún conserva ese color rojizo opaco tan característico de las viejas construcciones, sus láminas de zinc sarrosas por el agua y los muros de concreto sólido que han resistido el paso del tempo.
En el pleno corazón de Fortín, se mantiene estoica, con la fuerza de antaño, cuando pertenecía a la ruta de México-Veracruz, con un conjunto de monumentos excepcionales a lo largo de la línea “S” que iba del kilómetro 303 al 309.
Era pasar por el puente de Metlac, siete túneles, dos estaciones, el edificio donde vivían los trabajadores, la casa del guarda-puente y una imponente base de piedra para el tanque de agua.
Eran toda una serie de obras de ingeniería que pronto se convertirían en símbolo del avance tecnológico del siglo XIX en nuestro país; y la estación aportaba su granito de arena, pues proveía al comercio de la zona, cientos de comerciantes bajaban producto del vecino estado de Puebla.
Los visitantes llegan al zócalo y caminan escasos doscientos metros para llegar al sitio que alguna vez atrajo al turismo, vestigios del Patrimonio Ferroviario construido en 1872.
Actualmente, parte del lugar es ocupado por un grupo de ciudadanos quienes han creado negocios propios y lo habitan como su vivienda.