*En medio de la gran urbe, con su tráfico y vida intensa, un área natural protegida con insectos, aves y mamíferos; un sitio para caminar, andar en bicicleta o simplemente para relajarse
Óscar Sánchez
Xalapa, Ver. – En las entrañas de la arboleda, se escucha el inconfundible sonido que emana de las cigarras; todo el ambiente se inunda del “canto” de los insectos.
El estridular de las chicharras, como también se les conoce, domina las ochenta hectáreas de bosque, un oasis en una caótica y ruidosa ciudad como Xalapa.
Y aunque pareciera que las chicharras dominan el lugar, de pronto surgen chirridos, silbidos y trinos de docenas de aves que también habitan el Parque Natura, el área natural protegida metida como un clavo en una enorme urbe.
Por los caminos para ciclistas, el lago y los senderos aparecen de la nada los colibríes, las garzas; mientras en el cielo surcan los aires las aguilillas y hasta halcones.
Al adentrarse a la espera vegetación, los rayos del sol disminuyen su intensidad y las sombras de las hojas se reflejan en esos senderos que transpiran quietud y serenidad.
A veces, en esa maraña de árboles, aparecen comadrejas, cacomixtles, tlacuaches, conejos y ardillas grises; surgen de la nada, dando sustos y luego alegrías a quienes visitan el sitio.
Desde aquel 1986, cuando fue decretada área natural protegida, hasta ahora la ciclopista, la torre-mirador para la observación de aves y plantas, juegos infantiles y el lago, son la delicia de niñas, niños, adolescentes y adultos.
Por las mañanas los corredores deambulan por los accesos y senderos, y los fines de semana los pequeños disfrutan en sus bicicletas, regularmente acompañados por el aleteo de las coloridas mariposas.
