*Los detalles casi intactos de la casa nos llevan a un tiempo en el siglo XVIII y alos últimos días del poeta veracruzano
Víctor M. Toriz
Veracruz, Ver – Dos balcones en la planta alta rompen la simetría de la fachada de un antiguo edificio de dos niveles que se encuentra en la avenida Zaragoza, entre Esteban Morales y Mariano Arista, en pleno corazón del Centro Histórico de la ciudad de Veracruz.
Los detalles casi intactos de la casa atrapan al pensamiento en el pasado, a un tiempo en el siglo XVIII, que solo es transportado de vuelta al presente cuando se ve interrumpido por el ruido del claxon de los camiones del servicio urbano y el bullicio de cientos de transeúntes que casi de manera permanente cruzan al frente.
El inmueble, del que sobresalen una puerta principal flanqueada de dos ventanales en la planta baja y tres ventanales del mismo tamaño en el segundo piso, perteneció a Salvador Antonio Edmundo Espiridión y Francisco de Paula Díaz Ibáñez, conocido simplemente como Salvador Díaz Mirón, el poeta veracruzano más influyente del que se tenga memoria.
La casa fue comprada en 1893 por el militar Manuel Díaz Mirón por 18 monedas de plata, según Ricardo Cañas Montalvo, promotor cultural y uno de los responsables de reunir las memorias históricas de la ciudad de Veracruz.
A su muerte le es heredada a su hijo y poeta Salvador Díaz Mirón, quien decide tomarla como residencia en diversos momentos de su vida, hasta que en sus últimos años decide que sería su última morada.
Desde su muerte en 1928 el inmueble fue ocupado de manera esporádica, hasta que en 1981 el Ayuntamiento de Veracruz inicia un trabajo de rehabilitación para convertirla en la casa museo Salvador Díaz Mirón, recinto dedicado a honrar su memoria y promover su legado literario.
Desde entonces se encuentra abierta al público de manera permanente, de martes a domingos en horarios de 10:00 de la mañana a 5:00 de la tarde. A penas se atraviesa el umbral de la puerta la figura del poeta, reconocido en el mundo por sus aportaciones al modernismo literario, se impone en un mural que recibe a los visitantes.
De golpe se siente un ambiente fresco que deja el calor del asfalto y la ciudad actual atrás, una atmosfera a media luz que es iluminada por la luz natural que baña desde los ventanales las paredes construidas por piedra de coral.
El primer encuentro con Díaz Mirón es una sala de exposiciones en donde se pueden leer frases y fragmentos de su obra, que sirve también como lobby en el que diversos artistas locales y nacionales han montado sus obras.
Atravesando la primera sala se llega a una sala de conferencias que es utilizada para eventos culturales, presentaciones de libros, obras de teatros, lecturas de poemas, talleres literarios, círculos de lecturas y hasta reuniones de autoridades con miembros de la sociedad civil para abordar temas cotidianos.
El segundo nivel recibe con muebles antiguos, tres sillones de madera estilo inglés y una mecedora, un par de mesas sobre los que descansan sobrios jarrones y un par de estatuillas, una máquina de escribir vieja y manuscritos son resguardados en vitrinas, algunos cuadros, incluido el retrato del poeta, forman parte del conjunto.
La decoración en su conjunto permite imaginar los días de Salvador Díaz Mirón en las tardes de verano caluroso del puerto de Veracruz.
Como en la planta baja, las habitaciones sirven como salas de exposiciones de obras itinerantes que acompañan el mobiliario alusivo a los tiempos del poeta, salvo una, en la que se encuentra la cama de madera que utilizó en sus últimos años, con un cielo raso que sostiene el pabellón de seda atado a cuatro pilares de madera torneada.
La casa museo se encuentra abierta al público en general de forma gratuita de martes a domingo en horario de 10:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, el cual puede extenderse dependiendo de la cartelera artística que la administración del lugar presenta habitualmente como parte sus actividades de promoción cultural.