La portentosa Tlacotalpan y su fiesta

*El pueblo Patrimonio Cultural de la Humanidad, con sus coloridas casas y sus fuertes calles, espera su mayor celebración religiosa: la Fiesta de la Candelaria; del 31 de enero al 9 de febrero cientas de actividades, y, por supuesto, el paseo de la Virgen por el río y el embalse de toros.

Óscar Sánchez

Tlacotalpan, Ver.- Con el paso del tiempo, las antiguas y coloridas viviendas se fortalecen, se ven y se sienten más poderosas, sabedoras de su resistencia ante el paso del tiempo.

Las calles empedradas del pueblo Patrimonio Cultural de la Humanidad se mantienen imponentes, fuertes y a la vez encantadoras, un encanto que solo puede darle un lugar de un pasado portentoso.

Su trazado urbano y su arquitectura y edificaciones de los siglos XVIII y XIX, son un llamado para que miles de personas lleguen a las entrañas de Tlacotalpan, un pueblo bañado por las aguas del Río Papaloapan.

Ambos, Tlacotalpan y el Papaloapan, cual intensos amantes, se miran con recelo; a veces las aguas castigan al pequeño poblado, otras lo tratan con delicadeza; en ocasiones se entrelazan con amor desmedido y nos regalan postales mágicas e inigualables.

Desde aquel diciembre de 1998 cuando Tlacotalpan fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), su linaje creció.

Visita obligada su Catedral de la Virgen de la Candelaria, el Santuario de San Cristóbal y la Iglesia de San Miguelito, todas erigidas a finales del siglo XIX, parte de una riqueza cultural que incluye además el Teatro Nezahualcoyotl, mandado construir por el presidente Porfirio Díaz.

Pero el pequeño poblado es más que casas y edificaciones. Es el lugar donde nació el reconocido compositor mexicano Agustín Lara, conocido como “El Flaco de Oro”, considerado de los más populares de su tiempo; y donde se realiza la festividad religiosa más importante del estado: La Fiesta de la Candelaria.

Una fiesta para celebrar la cultura de las tres raíces de los veracruzanos: indígena, española y africana, un sincretismo religioso que inunda a todo el pueblo.

La Candelaria, una tradición popular arraigada en el folclore español, que se desarrolla en Tlacotalpan con 500 edificios y monumentos de carácter histórico, junto con sus museos,  hoteles y restaurantes.

La fiesta religiosa entroniza a El Salvador como la Luz redentora del mundo cristiano, y que se recrea en el colorido vestuario de los “Niños Dios”.

Ahora, del 31 de enero al 9 de febrero, se espera una mega fiesta con cientos de actividades, desde peregrinaciones, ceremonias religiosas, exposiciones, presentaciones artísticas, culturales, musicales y, por supuesto, el paseo de la Virgen por el río y el embalse de toros.

 

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