Fortaleza de San Carlos, volver al origen

*La edificación construida entre 1770 y 1776, fue el antiguo Colegio Militar de México y durante décadas una de las prisiones más temidas de Veracruz; cuna del Colegio Militar, busca ser rescatada

Pablo Jair Ortega

Perote, Ver.- Unos soldados de verde olivo llegan temprano a los terrenos de la Fortaleza de San Carlos en Perote. Vienen como avanzada de altos mandos que estarán en unos minutos dando un recorrido.

Aprovechan para tomarse la foto en la entrada coronada por el escudo real que conserva su pintura original, con sus alfiles Francisco Ferrer y Jaime Castells -según la leyenda- nombres de los soldados convertidos en estatua para vigilar por siempre el acceso principal del ex Colegio Militar, deteriorado por el paso del implacable paso del tiempo.

En los alrededores, donde se ubica la magna astabandera, deportistas y un par de turistas que caminan por la amplia explanada bajo el frío viento, ese frío tan típico y rico de la montaña.

Es un día despejado y enfrente se ve el majestuoso Cofre de Perote, con sus antenas de televisora. En varias ocasiones se ha venido aquí, pero no deja de ser impresionante ver el castillo.

Para octubre, se conmemoran 200 años de la creación del Ejército Mexicano. Nació ahí en Perote, en una fortaleza cuya mampostería ha resistido el paso de dos siglos y medio.

Buscan recordar que en 1776 nació una escuela de los soldados de México. El 11 de octubre de 1823, el entonces Ministro de Guerra, José Joaquín de Herrera (siendo emperador Agustín de Iturbide) expidió un decreto donde se creó el Colegio Militar y ordenó que se establezca en la Fortaleza de San Carlos de Perote.

La Fortaleza, en tiempos relativamente recientes, había funcionado como penal en uno de los lugares más fríos del estado de Veracruz; lugar donde en diciembre se alcanzan fácilmente los cero grados.

Una placa que permanece intacta recuerda el momento de su creación como penal: “Este reclusorio central del Edo. se inauguró siendo Presidente de la República el Sr. Lic. Miguel Alemán, Gob. Const. Del Edo. El Sr. Adolfo Ruiz Cortines, Gob. Const. Interino El Sr. Lic. Ángel Carvajal – AGOSTO 27 DE 1949”.

Por esas épocas, cuando estaba en alta la Segunda Guerra Mundial, una historia negra se escribió en las páginas de la fortaleza: los extranjeros eran llevados aquí como sospechosos de ser espías, principalmente migrantes japoneses, italianos o alemanes, que eran los países que formaban el famoso Eje.

Fue en 2007 que se decidió cerrar para siempre el penal, pero quedaron los daños: adaptaciones modernas que realizaron los directores del reclusorio como tuberías para agua, mangueras para electricidad, hoyos para puertas modernas, sanitarios… de hecho, muchos daños a la infraestructura fue precisamente por estas adaptaciones que se hicieron en tiempos modernos.

Hay mucho daño, pero el castillo de traza italiana se ve fuerte como una estructura que ha resistido el sol quemante de Perote, su humedad muy fría, y la inevitable intervención del hombre.

Luego de que fue cerrado como reclusorio, el castillo prácticamente quedó en el olvido y era un sitio abandonado a donde solamente llegaban los curiosos por conocer dicho lugar.

Ahora el inmueble está bajo el resguardo oficial y se busca honrar a sus moradores originales: los soldados del Ejército Mexicano.

Habrá cañones para que luzcan en el castillo; también una réplica de puente levadizo y se espera que mucha de la madera podrida -que era parte de las vigas originales- sea reemplazada.

Mientras, las efigies de Ferrer y Castells siguen firmes como desde aquella primera vez que fueron colocadas para ser los eternos vigilantes de un castillo que parece estará por muchos años.

Ojalá y sean siglos.

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