*Un viaje de media hora por la Laguna de Mandinga lleva a un islote cubierto por el blanco de las conchas y donde habitan cangrejos que se asoman desde la orilla
Inés Tabal G.
Alvarado, Ver. – Un islote blanco resalta entre la vegetación verde que abunda dentro de la Laguna de Mandinga, comunidad de pescadores que cada fin de semana muestra a los turistas que la visitan su gran belleza y abundante naturaleza.
Uno de esos atractivos turísticos es la Isla de Las Conchas. Nombrada así porque su superficie de nomas de medio kilómetro de extensión está cubierta por el caparazón blanco de estos moluscos que le dan un toque diferente de los demás.
Para llegar al punto deberás realizar un recorrido por la laguna de 30 minutos; primero pasarás por el túnel de los manglares, recorrerás el puente de tabla y a tu paso te toparás con los pescadores que cada mañana y tarden sacan los ostiones frescos desde el fondo del agua.
El recorrido continúa hasta pasar por la Isla de Las Garzas, donde lo único que escucharás es el sonido de estas especies que se combina con el golpeteo que el agua hace con la lancha.
El último destino es la Isla de Las Conchas. El agua en este punto de la laguna cambia de color verde a un tono azul, al tener como fondo estos moluscos repartidos por toda la orilla y gran parte de la superficie.
Al bajarte de la lancha puedes escuchar el crujir de las conchas que son trituradas a cada paso que das sobre este lugar.
Manuel Mora López, el encargado de dar el recorrido a bordo de su lancha, explica que la Isla de Las Conchas fue creada por los mismos pobladores, quienes recogían el caparazón del molusco y lo traían a ese lugar.
“Esta isla, los nortes ya la estaban deteriorando mucho, entonces, un compañero es el encargado de buscar las conchas de Antón Lizardo y traerlas hasta acá”, agrega el lanchero.
Dentro de los 400 metros de la isla habitan los tres tipos de manglares que hay en la zona: el manglero rojo, blanco y negro.
Entre las especies que habitan este pequeño montículo de tierra son los cangrejos que se asoman desde la orilla y se esconden cada que ven llegar una lancha con turistas a bordo. Sobre las ramas de sus mangles también se puede ver una que otra ave que detiene su vuelvo.
“Aquí la gente le gusta mucho estar. Por las tardes se pone a vender un señor. Hay de todo, venden ostiones, micheladas todo y la gente puede estar 10 minutos y tomarse la foto, pero se debe tener mucho cuidado y dejar todo limpio”, dice Manuel.
En este lugar los pobladores de Mandinga colocaron una pequeña imagen de la Virgen de los Desatanudos, alrededor de esta figura hay amarrados cientos de listones blancos que simbolizan el problema que desean se les sea resuelto.
Cuentan los pescadores que una vez que la virgen les haya cumplido el milagro de resolver sus problemas que los aquejan, la persona deberá regresar y colocar otro listón, esta vez de color naranja y una pequeña ofrenda como agradecimiento.
La Isla de Las Conchas es un paseo que no solo te llena la vista por los atardeceres rojizos, si no el corazón por la amabilidad con la que los lugareños tratan a los visitantes.