*En vías del tren imaginarias, un paseo por coloridos murales, tradicionales vecindarios, viejas construcciones y casas estilo ribereño de un lugar con estirpe negra: Otatitlán
Óscar Sánchez
Otatitlán, Ver.- Doña Chole es la protagonista del barrio La Rivera, una mujer que nació y vivió en la calle principal de esta zona de Otatitlán.
La mujer afrodescendiente murió hace tres años y sus vecinos recuerdan su andar descalzo. Quisieron rendirle tributo dejándola inmortalizada en un mural.
En el barrio Arriba, además de disfrutar visualmente de los murales y lo pintoresco de un pueblo, saboreas el sabor de la zona en dulces típicos: cocadas, piña con coco y de leche con coco.
El Santuario -como también se le reconoce- apenas tiene cerca de cinco mil habitantes que se multiplican cada fin de semana con el tocar de la jarana y los recitales de su pintoresca poesía.
Es como volver la mirada a los pueblos mexicanos del siglo XIX. La arquitectura de la ciudad luce trazos urbanizados que confluyen en la Iglesia del Cristo Negro, terminada según los cronistas de la ciudad en 1878.
Mientras suena la campana de esos trenes que evocan la tradición del Veracruz antiguo, sus pasajeros se adentran en otros dos barrios: Centro y Barrio Abajo. Todos los barrios se pueden recorrer arriba del “Expreso cuenqueño”, un tren de 50 plazas y dos vagones.
En El Rincón, otro barrio de este lugar de “otates”, sus habitantes reciben a los foráneos con agua de sabor, de horchata y jamaica. Otros, siguen el tren en sus bicicletas.
Desde ahí, se pueden admirar algunas viejas construcciones, casas estilo ribereño, se asoman por las ventanas, arcos y puertas hombres y mujeres de rostro obscuro que se sienten orgullosos de su identidad.
En el santuario del Cristo negro, sus pobladores tienen un nuevo atractivo que busca beneficiar a toda la cuenca del Papaloapan.
Esta actividad, concebida por parte de autoridades estatales y municipales busca involucrar a todo el pueblo con paradas interactivas y movimiento turístico y económico.
