*Entre cielos matizados, que van desde el naranja hasta el azul y bellezas naturales sorprendentes, la colonia de la costa guerrerense resguarda una historia de lucha y supervivencia
Guadalupe Bravo
Acapulco, Gro.- Cuando hablamos de Acapulco lo primero que nos viene a la mente es el mar salado, las noches de antro, el pozole y el chilate, pero no todo es el ambiente veraniego, casi sofocante del calor, combinado con el alcohol.
Existe una pequeña colonia en la ciudad llamada Pie de la Cuesta, ubicada en las costas de Guerrero, que resguarda entre sus cielos matizados -que van desde el naranja hasta el azul- y su fuerte oleaje, una historia de lucha, supervivencia y ahora de descanso.
Es un lugar donde impera la tranquilidad. Un sitio donde es posible descansar dentro de una yurta o acostado en una hamaca.
En esta colonia con turistas locales y extranjeros, una familia abrió las puertas de su hogar bajo el nombre de “La Choza de Freed”, con una franja de playa en la que el mar rompe sus olas.
Ahí, la arena es dorada y suave al tacto, por lo que disfrutar de acostarse o caminar a la orilla de la playa es una experiencia placentera. Y ni se diga de contemplar el atardecer, que más bien pareciera un lienzo al óleo pintado por un artista consagrado.
Aunque la madre naturaleza es perfecta al crear, también suele ser caprichosa, y dentro de esta escena idílica es posible observar la luna llena al mismo tiempo que el sol desciende en el horizonte.
En conjunto, Pie de la Cuesta brinda un paraíso que solo puede ser apreciado con todos los sentidos y en un estado de relajación.
Y aunque la “La Choza de Freed” se ha convertido en un espacio de desconexión de la rutina y el estrés, también es un lugar donde llevar a cabo actividades intrépidas es posible. Por lo que montar a caballo y pasear en cuatrimoto desempolva la cotidianidad del cuerpo.
Además, “La Choza de Freed” ofrece un menú digno de la costa con camarones al chingadazo, aguachile, ceviche, caldo de pescado y sopa de mariscos, entre otros platillos, servidos de forma vasta, que consienten el paladar, gracias a su sazón y a la frescura de sus alimentos.
Indudablemente, la historia de supervivencia y lucha continúa en Pie de la Cuesta, transciende. Y es que la leyenda cuenta que debido a la cercanía con la Base Aérea Militar N.º 7 León González, muchos de los disidentes políticos de los ex presidentes Luis Echeverría y José López Portillo, fueron llevados al lugar para ser interrogados y torturados.
Además, se dice que se convirtieron en víctimas de los llamados “vuelos de la muerte”, que se efectuaron en la Guerra Sucia, cuando miembros del Ejército mexicano arrojaban a las personas al mar abierto desde un avión. Hasta el momento se desconoce la cifra exacta, pero se especula que al menos 1500 personas fueron desaparecidas de esta manera.
Tal vez esta sea la razón por la que las aguas de Pie de la Cuesta son tan tempestuosas, pues guardan en su interior el ímpetu de cientos de combatientes provenientes de Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Nuevo León, Oaxaca, Chihuahua y la Ciudad de México.
A la distancia, luce bella, sin protesta, más bien aprovechando el legado que dejaron los combatientes y la madre naturaleza a su paso.