*En los años cuarenta, unos lavaderos públicos lucían repletos de mujeres cargando ropa y tallando con un jabón; con el paso del tiempo quedaron en desuso bajo resguardo de una alma en pena
Javier Salas Hernández
Xalapa, Ver.- Antaño, por las tardes, era común observar a grupos de mujeres cargando canastas de ropa y otras en plena faena con una barra de jabón deslizando la ropa de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba sobre las piedra azul pirineo.
El largo techo de teja roja y las paredes arqueadas protegían de las inclemencias del tiempo a una larga fila de ellas que esperaban, pacientes, que se desocupara uno de los 50 fregaderos.
En ese reducto conocido como hoy Lavaderos de Ruiz Cortines, el trabajo de las mujeres se aligeraba con amenas charlas e incluso, se ponían al corriente de los chismes del vecindario.
La tradición dictaba que la ropa fuera dejada tendida en el lugar y recogerla al otro día. Para evitar el robo de las prendas habían solicitado a un vigilante que cuidaba celosamente las prendas familiares.
Fue en la década de los años 40´scuando fueron construidos los lavaderos en lo que es hoy la Avenida Adolfo Ruiz Cortines, cerca del Barrio “bravo” de San Bruno. En aquella época eran abundantes los manantiales, por eso fueron edificados 27 lavaderos públicos en diversos puntos de la ciudad.
Cuentan que un día el gendarme anunció que solicitaría ser reubicado a otro servicio. El motivo, un encuentro inesperado con una mujer que, a altas horas de la noche, se encontraba lavando: La Llorona.
El policía se acercó a ella para pedirle que se fuera a su casa, que ya no eran horas para lavar, y estando cerca de la mujer de vestido blanco, con la cabellera negra larga y abundante, pero con rostro de caballo y con ojos rojos.
La leyenda prevalece hasta el día de hoy y también los lavaderos, pero en desuso. Lo cierto es que los vecinos aseguran que se sigue avistando a esa mujer y por eso, en las madrugadas, los trasnochados, evitan pasar por ese lugar.
Según la cultura mexicana es una mujer mestiza del Virreinato condenada a vagar eternamente en busca de sus hijos ahogados, hijos que ella misma ahogó.
La leyenda de la Llorona vive en la cultura hispanoamericana. En esta ciudad de Xalapa, la llamada Atenas Veracruzana o la Capital de la Cultura, ha logrado trascender la barrera del tiempo y el espacio.