*Inaugurado apenas en 1974 en el Centro Histórico de Xalapa se ha convertido en el emblema de la lucha feminista, de las mujeres que han decidido alzar la voz y dejar muestra de sus acosadores
Anselmo Betancourt
Xalapa, Ver.- Iluminado con la luz natural de una mañana otoñal, las paredes de la obra de ingeniería vial, impregnadas por el hollín que emanan escapes de autos, lucen obras de arte de una lucha femenil.
Para los más jóvenes, es inimaginable pensar el Parque Juárez de la ciudad de Xalapa sin su viaducto. Y seguramente les resultará sorpresivo pensar que el viaducto fue inaugurado apenas en 1974.
El túnel se construyó para conectar las avenidas Ávila Camacho y Juan de la Luz Enríquez, además de la calle Francisco Javier Clavijero, con la calle Ignacio Zaragoza.
Pero ya no sólo es un túnel o un viaducto que ayuda a la circulación de los miles de vehículos que transitan por ahí a diario, sino que ahora es el emblema de la lucha feminista, de las mujeres que han decidido alzar la voz y dejar muestra de sus acosadores en pleno centro de la ciudad. El Viaducto ha sido intervenido por artistas, pero sobretodo, por mujeres que de otra manera no hubieran podido expresarse.
A unos metros de ahí se encuentran las estatuas de las virtudes: Fortaleza, Justicia, Prudencia y Templanza, que parecen ser, al mismo tiempo, los pilares sobre los que se sostiene la lucha de las mujeres.
El Viaducto es el lugar de denuncia permanente para unas, para otros es el lugar de la vergüenza en donde sigue estampado su nombre. Pocos lugares de denuncia pública se han mantenido tanto tiempo casi intactos.
La ciudad se transforma, pero mantiene, a su arbitrio, aquello que considera necesario. Sus calles se ensanchan o se angostan, sus parques se abren cada día a nuevos habitantes, a donde antes era un camino tapado hoy tiene un puente, a donde parece imposible trasladarse, se abrió un túnel, un viaducto que ya no sólo conecta calles y avenidas, sino que es el medio que han encontrado las mujeres para pasar de un lado a otro, para hacer su propia vía hacia una vida mejor, más justa y equitativa.
El Viaducto del Parque Juárez es el mejor emblema de pluralidad, expresión, democracia, arte y civilidad que se pueda apreciar en cualquier ciudad mexicana. Es un viaducto que busca conectar una denuncia con una justicia.
Sus paredes son los mudos testigos del paso de cientos de mujeres exigiendo sus derechos a la igualdad y un alto a la violencia feminicida.
Atravesar a pie este túnel es imposible en un día normal, pero en un día inusual, sino es extraordinario, al menos se tiene la oportunidad de apreciar su belleza escondida, atrapada por el bullicio y el tumulto citadino. (Con información de Javier Salas Hernández)