Tlacotalpan y la última joya del virreinato

*Las paredes blancas del monumento al catolicismo datan del año 1812; se trata de la Parroquia de San Cristóbal en Tlacotalpan, la última joya que dejó el virreinato en Veracruz

Inés Tabal G.

Tlacotalpan, Ver. – Entre los pequeños árboles y palmeras que adornan la Plaza Zaragoza, resalta una edificación blanca y con tintes azules que se asemejan a la combinación que hace el cielo con las nubes.

Sus torres grandes apuntan hacia el cielo; en una se encuentra el campanario, en la otra un reloj y justo en la parte más alta de esa estructura, permanece una cruz que pareciera estar a punto de caer.

Esas dos torres son separadas por un arco que en medio tiene un tragaluz hecho con madera. Mientras que su puerta, también del mismo material, son adornadas por figuras tallas que resaltan la belleza de esta joya arquitectónica del virreinato.

En su interior cuenta con un elaborado altar de madera de cedro hecho por artistas poblanos, tallado y calado.

El lienzo de la Virgen de Guadalupe es muy antiguo y pertenecía a una casa de retiro de frailes. También permanecen intactas las imágenes de San Cristóbal y la resurrección que fueron talladas en Tlacotalpan por el escultor Manuel Centurión.

La luz que se filtra por los vitrales dedicados a imágenes religiosas, se refleja en sus candelabros de cristal que le dan un toque elegante a esta parroquia.

Un camino formado por las bancas que permanecen en fila, conduce hasta la parte principal del lugar, donde está la imagen de la Virgen de Guadalupe plasmada en un lienzo, el cual es resguardado por dos ángeles.

Considerado el templo católico más importante de Tlacotalpan, la Parroquia de San Cristóbal es muestra de la fe y devoción que este pueblo le tiene a la religión, pues hay almeno tres monumentos dedicados a santos.

Sus paredes blancas que destellan con los rayos del sol, datan del año 1812. Este monumento al catolicismo fue la última obra realizada durante el periodo virreinal.

Como la mayoría de los edificios antiguos que existen en este pequeño municipio, su estilo es neoclásico y cuenta con una estructura de grandes dimensiones, donde se resguardan las imágenes de distintos santos. Su cúpula destaca desde la parte trasera y se pierde al topártela de frente.

Conocida también como “La Parroquia”, por más de 40 años las obras de este templo quedaron suspendidas y se reanudaron hasta 1849, gracias a la iniciativa de Miguel Zacarías Cházaro, personaje ilustre de Tlacotalpan.

El encargado de continuar con los trabajos fue Luis Zapari, quien reforzó el interior de sus muros y cerró el embovedado.

Pero este lugar no solo ha sido utilizado para darle devoción a santos, ya que en 1851 fue utilizado como escenario de coloquios y zarzuelas para sufragar los gastos de su construcción, hasta que Porfirio Díaz construyó el teatro Nezahualcóyotl.

 

 

 

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