*Familias completas y turistas se adentran a un camino de concreto entre el mar que lleva al Faro Verde del puerto de Veracruz, antigua guía para pescadores, hoy un afamado protagonista de las postales turísticas
Inés Tabal G.
Veracruz, Ver.- Un camino de concreto se abre paso entre las olas del mar del puerto de Veracruz, en el horizonte el sol rojizo poco a poco se comienza a apagar y deja sobre las casas de esta ciudad una luz naranja cálida que llena de paz la costa jarocha.
Familias completas, hombres que lanzan una y otra vez su caña de pescar sin éxito y turistas perdidos se adentran a este sendero rodeado de hermosas postales de naturaleza y urbanismo que llevan a un solo destino: el Faro Verde.
La entrada de este sitio se encuentra sobre el bulevar Manuel Ávila Camacho, a un lado de la playa Regatas donde acuden turistas y locales a bañarse y pasar el rato con la familia.
Hasta el fondo del sitio, donde no se ve nada más que el mar, un punto verde destaca entre el azul del cielo y del agua, este faro que antes era guía para que los pescadores llegaran a tierra, ahora es un destino turístico donde familias deciden pasar sus tardes.
El camino para llegar a este faro es largo, pero a cada paso que des podrás detenerte a admirar la belleza del mar que se impregna de naturaleza y urbanismo.
Entre las escolleras que sostiene el camino, se alcanza a ver los arrecifes que descubre la marea baja durante la tarde y justo frente a ellas la Isla de Sacrificios regala una postal para recordar junto a la luna llena que se refleja en el agua.
Mientras caminas el viento y la brisa del mar se te impregna en la cara y solo se alcanza a escuchar la risa de los niños y las olas del mar que golpean la estructura.
En el otro costado también se aprecian las lanchas de los pescadores ancladas a la orilla, así como los barcos de carga que entran y salen del puerto, encontraste las estructuras de los hoteles destacan al norte sobre el bulevar costero.
A la orilla de las escolleras jóvenes nadan sin importar el paso del tiempo y las parejas de novio se quedan sentados al bordo del muro de contención, susurrando al oído secretos que se lleva el viento.
Grandes bloques de concreto, donde los jóvenes se suben para tomarse unas fotos, avisan que se llegó al punto de destino, aunque de lejos se veía como una diminuta estructura verde, al toparte de frente, dimensionas la altura del faro.
Una plancha sostiene la torre cilíndrica verde que mide 9 metros de altura, al llegar a este punto la gente se sienta entre las escolleras y la plancha de cemento para admirar el panorama que deja el mar.
Otros más le dan la vuelta esperando encontrar otro camino que los lleve hasta el infinito, pero solo se encuentran con el retorno para volver al mismo punto done iniciaron el trayecto.