*En medio de utensilios y el aroma a cera, durante cinco décadas Rafael Sánchez ha elaborado velas para guiar a los seres queridos en su regreso al mundo terrenal durante el Día de Muertos
Miguel Ángel Cotreras Mauss
Córdoba, Ver.- Entre herramientas simples y el aroma a cera derretida, un maestro artesano da vida a velas que no solo iluminan los altares, sino que también llenan de significado las celebraciones del Día de los Fieles Difuntos.
No son simples objetos, sino símbolos de luz y esperanza, que guían a los seres queridos en su regreso al mundo terrenal durante estas fechas especiales. Y aquí saben que las creaciones artesanales son parte esencial de las ofrendas que muchas familias de la región colocan con devoción en honor a sus difuntos.
En un taller de Amatlán de los Reyes, Rafael Sánchez Palafox, suma medio siglo dedicado al oficio artesanal que ha preservado como una herencia familiar invaluable. Y mantiene viva una de las tradiciones más entrañables del Día de Muertos: la elaboración de velas de cera para las ofrendas.
“Cada vela lleva horas de trabajo, desde el modelado de la cera hasta los detalles finales”, explica Rafael, mientras sus manos hábiles dan forma a una nueva pieza.
Su dedicación a este arte comienza con la preparación de la cera que él mismo funde y trabaja. Luego, con paciencia y precisión, moldea cada vela. El proceso puede tardar varias horas por cada pieza, pero para Rafael, cada instante es una manera de honrar la memoria de sus antepasados.
A lo largo de los años, ha enseñado el oficio a las nuevas generaciones de su familia, asegurándose de que esta tradición no se pierda.
“Es un trabajo que aprendí de mis padres y ellos de los suyos. Espero que mis hijos y nietos también sigan este camino”, señala, consciente de la importancia de preservar este legado.
En cada vela que moldea, no solo deja su marca, sino también el peso de una historia familiar que por 50 años ha mantenido encendida la llama de una de las festividades más significativas de México.
Su trabajo no solo ilumina altares, sino también el orgullo de un pueblo que honra a sus muertos y sus tradiciones.