Un viaje al corazón del café

*La ex Hacienda de Guadalupe que se mantienen en pie en el municipio de Amatlán de los Reyes es un referente para quienes buscan experimentar la magia del buen café, la cultura y la arquitectura

Miguel Ángel Contreras

Amatlán de los Reyes, Ver.- No es solo un destino, es un viaje en el tiempo, un tributo a la historia y una celebración del café que sigue escribiendo su propia historia en cada grano cultivado.

Cada rincón de la ex Hacienda de Guadalupe cuenta una historia, desde su época como epicentro del comercio esclavista en el siglo XVII hasta su transformación en un símbolo de la cafeticultura veracruzana.

En Amatlán de los Reyes se levanta la finca, un lugar donde la tradición cafetalera y la riqueza histórica se entrelazan en un escenario de ensueño. Un referente para quienes buscan experimentar la magia del buen café, la cultura y la arquitectura.

El aire se impregna de un aroma inconfundible a café recién tostado y entre los cafetales que rodean la hacienda, la tranquilidad se mezcla con la emoción de descubrir los secretos que han hecho de este sitio un tesoro de Veracruz.

Recorrer los terrenos de la hacienda es adentrarse en un mundo donde el trabajo artesanal cobra vida: desde la plantación hasta la cata, cada etapa del proceso del café se comparte con detalle en visitas guiadas que duran cerca de dos horas.

El recorrido no solo revela el arte de producir café de calidad, sino también la belleza de una arquitectura colonial restaurada: espacios como la capilla, los dormitorios, área de comedores y una alberca que parece haber detenido el tiempo, ofrecen una ventana al pasado.

El alma no se queda en los muros ni en los cafetales, sino en cada taza de café que se degusta al final del recorrido, donde aparece la pasión de un legado rescatado hace cuatro décadas por Irene Tress Villafuerte.

Lo que antes era una construcción en ruinas, sin techos ni ventanas, hoy es un vibrante epicentro de producción que exporta café de alta calidad a Europa, Asia y Estados Unidos.

Con sus 60 hectáreas dedicadas al café, complementadas por sembradíos de caña de azúcar, plátanos y naranjas, la hacienda se presenta como un ejemplo de resiliencia y visión.

Llegar a este lugar es sencillo: basta con seguir la carretera Córdoba-Amatlán, tomar la vereda hacia Cuichapa y, en la localidad de Guadalupe, avanzar unas cuadras desde el parque principal.

 

 

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