Mal de escuela de Daniel Pennac

*La dedicatoria misma del libro es bellísima, se lo dedica Pennac a su mejor maestro: “A la memoria de Jean Rolin, que nunca se desesperó ante el zoquete que yo era”

Rodolfo Mendoza

Sin duda uno de los grandes males de los últimos años es el de la escuela; o mejor dicho, lo que sucede en ellas. Para muchos, la escuela es una extensión del hogar; para otros, un centro formativo; para otros más, un lugar de diversión; y para no pocos el lugar idóneo para la disputa presupuestal y el cacicazgo docente.

Pues en este libro, el clásico Daniel Pennac, autor del obligado Como una novela (libro editado por Anagrama y que también aborda el problema de la docencia), nos mete de lleno en el asunto poniéndose de ejemplo él mismo. Él, que fue un niño problema y un joven al que la escuela le resultaba algo ajeno y poco atractivo. Quién diría que uno de los más grandes críticos, narradores y pedagogos franceses fuera un chico problema.

La dedicatoria misma del libro es bellísima, se lo dedica Pennac a su mejor maestro: “A la memoria de Jean Rolin, que nunca se desesperó ante el zoquete que yo era”. Eso dice mucho, desde la primera página, de lo que el lector encontrará en este fabuloso libro.

Ya se sabe que la pedagogía, que el proceso enseñanza-aprendizaje ha sufrido diferentes modificaciones, sobre todo, en el siglo XX y XXI; y ninguno de los modelos que desde entonces se ha utilizado cumple en su totalidad con todos los requerimientos tanto del maestro como del alumno y, mucho menos, de la sociedad. Se han mezclado y diversificado las teorías sobre la docencia, y se ha llegado a la conclusión que todo se trata de algo muy simple: alguien que quiera y sepa enseñar y alguien que esté dispuesto a aprender; pero ¿están todos los profesores frente a grupo capacitados para ello? ¿Todos los alumnos tienen interés en aprender? En algo tan simple es que radica uno de los grandes problemas contemporáneos: el mal de escuela.

Desde su propia experiencia, primero como alumno y luego como docente, es que Pennac reflexiona sobre este hecho y las disfunciones en las que ha caído esa institución llamada escuela.

La escritora Clara Sánchez define muy bien a este libro: “Ningún tratado sobre los problemas de la docencia, por muchas cifras y autorizadas opiniones que aporte, podría competir con algo así, con algo contado desde las entrañas mismas del conflicto”.

La necesidad de que tanto maestros como alumnos lean este libro debería considerarse apremiante, y la SEP debería ponerlo como lectura obligada en todos los niveles, desde el básico hasta el de postgrado; en lugar de lamentarse ante los resultados de las pruebas internacionales.

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